Antonio Álamo

Antonio Álamo


Boquirroto

09/09/2021

Dos conocidos líderes políticos españoles, Alfonso Guerra y Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, se enzarzaron dialécticamente de forma muy divertida como puede comprobarse en el diario de sesiones del Congreso de los Diputados del 27 de marzo. Fue en 1985 y la pugna surgió tras las acusaciones de la oposición sobre hipotéticas coacciones del Ejecutivo al Tribunal Constitucional en el supuesto de que una sentencia fuera desfavorable al Gobierno. Aquella sesión plenaria permitió que el ambiente se encandilara gracias a dos vocablos muy socorridos que el entonces vicepresidente socialista unió con cierto gracejo: «Señor presidente, yo, al señor Herrero, no le llamaré alegre en sus manifestaciones ni boquirroto, porque no sería cortesía parlamentaria».
Minutos más tarde, ironías de la vida, los diputados iniciaron el debate sobre la Ley orgánica del Consejo General del Poder Judicial, aunque en honor a la verdad debe admitirse que la mayoría de aquellos notables de la nación tenía ciertas tablas, otros lo llaman educación o compostura, y además dejaron entrever que conocían perfectamente su trabajo, a juzgar por la defensa de sus enmiendas y las argumentaciones empleadas, todas ellas sin el menor atisbo de improvisación. No se trata de hacer comparaciones, en absoluto, sino más bien de redescubrir viejas fórmulas retóricas que no han dejado de existir pero que andan sumidas en el desconcierto. Recordar aquel lenguaje, en definitiva, tiene su encanto.
En estos momentos además es útil porque ambos vocablos -alegre y boquirroto- sirven para enmarcar la entrevista de un representante político español en su canal de Youtube y la personalidad de una entrevistada cuya mejor ocurrencia fue la de que había que matar, refiriéndose a quienes militan en un conocido partido. El asunto es suficientemente conocido como para dedicarle una línea más.
Quizá a la sociedad española le vendría bien algo de sosiego pero cuesta imaginar dónde obtenerlo y cómo distribuir, después, las dosis adquiridas. Más que nada porque no hay en estos momentos o al menos eso parece a juzgar por la cantidad de estupideces, banalidades y frases de digestión fácil que se entremezclan en el éter… ¿Hay vacunas para boquirrotos y boquirrotas?