Víctor Corcoba

Algo más que palabras

Víctor Corcoba


Constante entrega

07/12/2021

Con la incondicional entrega, en sus diversas y variadas formas, es como se avanza humanamente ante todo y  hacia una actitud de verdad y bondad; mediante un hálito que sabe abrirse a las angustias del que camina a su lado, reconociendo en esa proximidad, nuestros propios vínculos de hermanamiento, cuestión que debería servir para unir a las gentes de todas las naciones y todas las lenguas, intensificando los esfuerzos de mediación. Reconozco que no me agradan esos gobiernos sumidos en intereses partidistas, en permanente división, que conjugan el odio y la venganza como parte de su programa en camino. Por eso, son fundamentales las voces de esas familias que activan el voluntariado y lo universalizan, haciéndonos más fuertes para acabar con el escándalo de la coexistencia de personas que carecen incluso de lo necesario y de otras que derrochan a más no poder y, aún  así, nada comparten ni reparten.
Sea como fuere, yo pienso que todavía no es demasiado tarde para construir una utopía que nos permita abrazarnos, bajo ese participar de días y de noches. Personalmente, observo que me esperanzan esas multitudes de alma viva que trabajan a destajo, con la hazaña de crear un porvenir más esperanzador para todos y su solidaridad no conoce líneas divisorias, ya que llevan consigo ese afán y desvelo de sentirse piña, dispuestos a prevenir y poner fin a cualquier conflicto. También me encandilan por su alta grandeza responsable, por el cultivo de mirada abierta y de escucha permanente, algo que nos lleva a una cercanía humana de la que tanto estamos necesitados actualmente. 
Justamente, y después de lo dicho hasta ahora, considero que no habrá verdadero aliento armónico si este no viene acompañado de proximidad en los latidos, de atmosfera auténtica y aire justo, de cesión y adhesión desprendida. Entiendo, pues, que nadie se puede salvar por sí mismo. Necesitamos de los cuidados y del cariño que nos imprima aquel que camina a nuestro lado. Lo material, al fin, se queda en nada como nuestro cuerpo. De ahí, lo esencial de la apertura interior hacia la llamada del análogo, de avivar la mano tendida y de solidarizarse entre sí con honorables lazos de cooperación. 

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