Editorial

El palentino Pablo Casado

Luis Calderón
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/ Tribunal Abierta

Luis Calderón (*)

 

Las noticias de estos días me han llenado de tristeza. Perdonen que les escriba en primera persona, un alcalde de un pueblo, aunque sea Paredes de Nava, tampoco es alguien tan relevante como para que su opinión transcienda más allá de su frontera, pero si me lo admiten hoy, sí que me dirijo a ustedes motivado por sentimientos, por un lado más humano y menos administrativo. 

Recuerdo, con ocho o diez años de edad, que mi padre puso un cuadro en la pared del comedor. Mirando aquel marco que encuadraba un poema, nos dijo a mi hermano Ramón y a mí que por cada verso que nos aprendiésemos de memoria nos daría cinco duros. Así que en pocos días los dos repetíamos como papagayos el «Si…» de Rudyard Kipling. Y el miércoles pasado cuando vi a Pablo Casado bajar las escaleras del Congreso se me vinieron encima todas aquellas estrofas.

Los acontecimientos recientes en el Partido Popular, mi partido, me han conducido a algunas reflexiones. Son sucesos que han tenido lugar en el ámbito de un partido, pero la repercusión mediática y social ha sido mucho más relevante que cualquier otro acontecimiento de interés nacional en los últimos años. En el Congreso Nacional de julio de 2018, Pablo Casado se erigió en presidente del PP; fue un proceso electoral reglamentariamente establecido según la normativa del partido. Tras una campaña valiente, consiguió el mayor número de votos y tenía por delante una legislatura de cuatro años que no ha terminado por unos movimientos que alguien analizará en su día y determinará el origen del seísmo. Durante el periodo de su Presidencia el Partido Popular ha ganado en proyección y en rectitud. Se ha hecho una oposición intensa, se han mantenido los valores del partido y creo que se ha progresado correctamente. Casado ha demostrado ser un buen parlamentario, con gran facilidad de palabra y una oratoria brillante. Un político honesto y educado.

Pero todo eso ha dado absolutamente igual. Repentinamente, los acontecimientos cogieron carrerilla y comenzó el espectáculo mediático. Se montó el escenario, se levantó la voz, las palabras escritas se cargaron de tinta gorda de esa que solo pretende hacer daño. 

Pablo Casado no ha robado nada, no ha prevaricado, no ha sido imputado. Es más, se ha dedicado estos años a intentar que en su partido nadie pretendiese ni imaginar estas situaciones que tanto daño han hecho a España. Se puede haber equivocado en la gestión de determinados asuntos, como nos equivocamos tantos en el día a día institucional, pero eso no es motivo de la lapidación que hemos presenciado.

Hemos perdido la posibilidad de tener un presidente de la nación palentino, algo que me hacía ver el futuro cargado de ilusión. Creo que Casado podría haber hecho mucho por España, pero no tengo duda de que hubiera hecho mucho por Palencia. Me llenaba de orgullo escuchar en sus mítines hablar de su época en Husillos, en Villada o de cómo aprendió a conducir en Paredes de Nava. Una de las veces que coincidí con él en Meneses me atrevía a invitarle a volver a visitar Paredes. Me hubiera gustado que hubiera venido como presidente del Gobierno. Estoy seguro de que este palentino no se hubiera olvidado de su tierra. Gracias por haber dado lo mejor de ti estos años, gracias por haberlo intentado.

Algunos dicen que el tiempo pondrá las cosas en su sitio. Pues no lo sé, en esto de la política los tiempos últimamente andan muy revueltos. Sigo confiando en mi partido, un partido que es necesario para nuestro país y que necesitamos que esté fuerte para el progreso de la nación. Debemos y sabremos estar unidos, empujando todos en la misma dirección por Palencia y por España.

(*) Alalde de Paredes de Nava