El comercio local o de proximidad es plenamente consciente, como no podía ser de otra forma, que tratar de ganarle la batalla a las compras online, plenamente extendidas sobre todo entre los jóvenes, es imposible. Su as en la manga no puede limitarse a la confianza entre comerciante y cliente o a unos altos estándares de calidad. Son dos aspectos a reseñar, pero insuficientes para revertir una realidad incuestionable. Por eso, muchos han optado por sumar a la actividad física en la tienda, la propia de una página web en la que muestran y también venden sus artículos y productos, que no es la vía mayoritaria de ingresos, pero contribuye a generar visibilidad más allá de los límites locales o provinciales y a estar en la onda. Es posible que de esa forma quienes navegan por la red de redes en busca de algo determinado se encuentren con paisanos que saben lo que quieren y cómo quieren adquirirlo y recibirlo. 

 Ayer tuvo lugar en todo el mundo el denominado Black Friday, que en realidad se extiende durante una semana larga, con infinidad de descuentos, ofertas y promociones en todos los sectores comerciales, aunque con especial hincapié en la electrónica, los dispositivos móviles y, de cara a las fiestas que ya se acercan, los regalos navideños y todo aquello relacionado con esas fechas. Llevaba tiempo anunciándose por todas las vías imaginables y eran muchos los que tenían decididas sus compras. Frente a eso, el comercio palentino , consciente como decíamos de que la lucha no solo es desigual sino que va unida a la derrota desde sus mismos inicios, optó por celebrar el mismo día su campaña Showpping Day. Se trataba de hacerse un hueco en el maremagno consumista, aunque fuese pequeño, a base de promociones y descuentos, y al parecer consiguió cierto repunte en las ventas.

Tanto al comercio online de este Black Friday como al local y su Showpping Day les vino bien esa especie de miedo que se viene inoculando desde hace varias semanas en el sentido de que podrían faltar suministros por los problemas con el Brexit, la falta de transportistas, la de componentes y chips electrónicos y los nuevos cierres de fronteras totales o parciales derivados del incremento de las tasas de contagios en algunos países. El mensaje ha sido, y sigue siendo, el de adelantar las compras navideñas, por si acaso, y aunque una parte de la sociedad es reacia a dejarse llevar por esta clase de fatalismos y rechaza que se impongan fechas a su consumo, es notorio que una gran mayoría asume el reclamo y aprovecha ofertas y promociones. Todo esto sumado animó ayer la actividad comercial, y el encendido por parte del Ayuntamiento de la iluminación extraordinaria de Navidad -se hizo coincidir con estas campañas a petición del comercio local- con sus 2,5 millones de puntos de luz repartidos por la ciudad, contribuyó también a dar cierta vidilla, sobre todo en el centro histórico.