"La vida no tiene por qué ser tan feliz"

Olivia Alonso (EFE)
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¿Dónde la estoy cagando y cómo puedo dejar de cagarla? Esto es lo que Amat quiere que se planteen los lectores de su libro y que entiendan que nadie nos ha contado que vivir a veces no es sencillo

"La vida no tiene por qué ser tan feliz" - Foto: Editorial Vergara

Hacer ver que hay cosas que son imperdonables, que la vida duele y que las situaciones temidas no se resuelven evitándolas son algunas de las recomendaciones que da el terapeuta Víctor Amat en su libro Psicología punk, un manual contra el pensamiento positivo y naif.

Amat, colaborador del Instituto Catalán de Salud y de la Generalitat, reconoce que fue un Mr. Wonderful hasta el año 2000 y probó técnicas humanistas o transpersonales, pero ahora imparte terapia breve y estratégica, «limitada en el tiempo y con un método de actuación contra el problema diferente».

¿Por qué ha elegido un lenguaje tan directo y causal?

Soy de un barrio periférico y obrero de Barcelona y hablo como soy. Se nota que mi discurso no es impostado.

¿Cómo ve la salud mental de los españoles?

España está absolutamente medicada. En un mundo en el que se nos obliga a ser todo el día animosos y sacar conclusiones positivas de las cosas, nos encontramos con la paradoja de que somos el mayor consumidor de ansioliticos de Europa. Estamos consiguiendo una sociedad de gente frustrada por no poder ser feliz, por no poder tener una vida maravillosa y no ser como las personas perfectas que salen en Instagram. Si pudiéramos aceptar que la vida no tiene que por qué ser tan feliz, probablemente no necesitaríamos tantas drogas.

¿Qué papel tienen las redes sociales en esta infelicidad?

Siempre nos estamos comparando para perder; no sigues una cuenta de Instagram de alguien más desgraciado que tú. Tendríamos que inventar un mierdagram, una red social en la que pudieras seguir a gente desgraciada y pensar que tampoco te va tan mal.

En las redes salen tíos buenorros, gente aparentemente feliz, que no se estresa, y eso está haciendo mucho daño al no proveer a la gente de un pensamiento crítico para ver lo que hay detrás de esas imágenes de falsa felicidad. 

¿Qué son los problemas diabólicos?

Es un problema que tengo y que empeora cuando lo intento resolver. Por ejemplo, tienes una pareja y tratas de resolver un problema con él o ella, pero no te hace caso y tú no cejas en el intento. Hablar con tu pareja es la solución que tú le pones al problema, pero en lugar de arreglarlo, se mantiene y empeora. Ese es un problema diabólico, al que le añadimos una solución que no funciona. 

Dice en su libro que «entenderse es una puta casualidad».

La comunicación está bien y el pensamiento positivo también, pero mi experiencia clínica me dice que muchas veces hablar de las cosas las empeora y que la madurez la alcanzamos cuando sabemos dejar de hablar. Hay parejas en las que la comunicación ya no hace falta, lo que hace falta son acciones. Por eso me revelo contra la autoayuda, porque te va a dar un libro de cómo comunicarte con tu pareja, que no tiene en cuenta si ya lo estás haciendo sin éxito. Yo me alejo de las recetas. 

También recomienda «evitar ponerse en la cabeza del otro».

Hay dos errores comunes. Uno esperar que el otro te lea la mente (por lo que tenemos que aprender a pedir las cosas) y otro es pensar que tú eres capaz de leer la del otro.

Hay que saber cuándo deja de ser útil lo que estoy haciendo. Ahí cada uno va a ver la cantidad de esfuerzo que tiene que poner. 

¿Por qué hay que renegar del perdón generalizado?

Hay cosas que puedes superar y pasar, pero que son imperdonables, como el hecho de que tu padre te maltrate. Muchos autores obligan a perdonar y cometen un gran error.

Puede ser que el perdón salga de manera espontánea, pero si no sale porque estás muy enfadado y dolido, quizá no sea la única salida y hay que hacer otras cosas.  

Dice que la gente busca consuelo y no consejo.

Cuando la gente sufre, nos jode y les damos consejos para que dejen de hacerlo. En el fondo hay mucho egoísmo en dar consejos, y lo que tenemos que aprender es a sostener el sufrimiento del otro, a decir que me sabe muy mal lo que le pasa, pero no hacer nada más. Así el otro se siente entendido, sabe que estás ahí y que eres alguien confiable. 

Fue campeón europeo de kick boxing. ¿Qué ha aportado este deporte a su práctica de la psicólogía?

No sería ni la persona ni el psicólogo que soy si no hubiera hecho combate.