Un infierno blanco llamado Filomena

Rubén Abad
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La borrasca irrumpió en la capital el 9 de enero y obligó a activar el plan de nevadas del Ayuntamiento por tercera vez en una década, la última en 2018. Participaron 141 efectivos, que esparcieron 41 toneladas de sal

Un infierno blanco llamado Filomena - Foto: Óscar Navarro

Fue el 5 de enero de 2021 cuando la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) dio la primera voz de alarma sobre la llegada inminente de un temporal de copiosas nevadas, fuertes vientos y gélidas temperaturas. Una borrasca de nombre Filomena que pasará a la historia como la mayor tormenta de nieve en España desde 1971, un infierno blanco que mantuvo en jaque a medio país y que en Palencia hizo su irrupción el 9 de enero.


Lo hizo de forma abrupta, con una densa capa blanca en la capital. Unas condiciones meteorológicas adversa pocas veces vistas en la ciudad que obligaron al Ayuntamiento a activar a las seis de la mañana el Plan Preventivo de Nevadas por vez primera en tres inviernos, y la tercera vez en la última década tras los de 2018 y 2010. Aquel plan se tradujo en 41 toneladas de fundente, en aras de evitar los casi inevitables resbalones -la Policía Local registró dos contusiones leves- y despejar las calles, en las que se contabilizaron tres accidentes con daños materiales.


En él participaron nueve bomberos, 18 policías locales, 114 profesionales de Urbaser y voluntarios de la Agrupación de Protección Civil;además de varios vehículos entre los que se encontraban una camioneta polivalente del parque de bomberos provista con quitanieves y esparcidor de sal, dos esparcidores, dos vehículos pesados para el reparto y distribución de fundentes, tres vehículos ligeros de inspección, coordinación de personal y reparto de sal, 36 carritos barredores dotados con 50 kilos de sal cada uno y ocho vehículos de limpieza de áreas verdes destinados a mantener despejados los paseos de parques y jardines.

Un infierno blanco llamado FilomenaUn infierno blanco llamado Filomena - Foto: Óscar Navarro


Se afanaron todos ellos casi sin tregua para mantener a raya una ciudad tomada por la nieve y el hielo que, por otro lado, dejó bellas estampas en lugares icónicos de la urbe, como la calle Mayor, el Cristo del Otero, el entorno de la catedral o una congelada Dársena del Canal del Castilla. Imágenes para el recuerdo de un temporal histórico que se sintió a gusto en tierras palentinas, pues aquí siguió hasta el 18 de enero.


En el lado más amargo figura el caos circulatorio que Filomena causó en más de un millar de kilómetros de 87 carreteras y los embolsamientos de camiones en las dos principales autovías: 75 en la A-62, a la altura de Quintana del Puente, y dos en la A-67, en el polígono industrial de Aguilar de Campoo. 


A medidas que pasaban las horas, la nieve dio paso entonces a unas temperaturas bajo cero que obligaron a rescatar del fondo del armario guantes, gorros y bufandas. El mercurio se desplomó hasta los 15 grados negativos en la Montaña. ¿El resultado? Grandes placas de hielo que ponían en peligro a peatones y conductores, 17 personas atendidas en el hospital Río Carrión por traumatismos y roturas derivadas de las caídas, 58 avisos en el 112 y 16 usuarios (el aforo permitido en ese momento por el covid) en el albergue de Cáritas. Una semana de los horrores que se saldó con 218 siniestros provocados por la borrasca, según el registro de las compañías aseguradoras.