El inicio de la temporada de caza menor en Castilla y León el pasado domingo ha estado marcado por la escasez de especies como la perdiz y otras aves esteparias a causa de la interminable sequía que azota a la Comunidad durante este año. Una realidad que ha dificultado la cría de estas especies y que incluso ha llevado a muchos cotos a retrasar el inicio del periodo ante la falta de ejemplares que abatir. «Es una problemática que estamos viendo sobretodo en la zona sur de la Comunidad», reconoce a este periódico el presidente de la Federación de Caza de Castilla y León, Santiago Iturmendi, aunque se muestra ligeramente satisfecho con que «a pesar de las malas expectativas iniciales, lo cierto es que al final la realidad no ha sido tan mala». «La gente tenía ganas de volver a cazar, pero la sequía ha frenado la cría de animales».
No obstante, muchos cotos autonómicos han establecido limitaciones en la caza de la perdiz, la reina de la caza menor, para esta temporada ante la palpable falta de ejemplares. Los conejos tampoco parten de una situación boyante, y acumulan ya varios años de bajas en las unidades cazadas. Y es que, la falta de lluvias que acumula Castilla y León este 2022 se ha vuelto en contra de los cazadores, disminuyendo los hábitats para que estas aves puedan tener a sus crías, reduciendo de sobremanera los ejemplares cazables. La liebre también llega tocada a esta temporada, y desde la Federación piden precaución con esta especie, afectada ahora la mixomatosis. «Es absurdo pretender cazar hoy para no poder cazar mañana».
Una situación ante la que piden a los cotos con más de un cazador por cada 100 hectáreas, que retrasen su apertura, que reduzcan los horarios de caza, o que repartan a los cazadores en distintos días o zonas para evitar que la especie entre en un cuello de botella. «Está siendo una temporada buena de paloma torcaz, con un paso excepcional desde Europa a la península ibérica», apunta por el contrario Iturmendi. Para esta temporada, que acaba el 25 de enero, el Gobierno regional ha establecido un cupo máximo de 25 codornices por cazador y día como máximo; tres para la becada; cuatro para el avefría; y tres para ambas agachadizas (computadas de forma conjunta); mientras que en el caso de la tórtola será de cero unidades.
Ley de bienestar animal
Especialmente crítico se muestra el presidente de la Federación regional de Caza con la nueva normativa de Bienestar Animal, que actualmente se encuentra en trámite parlamentario, y cuyo punto más polémico está precisamente en los perros de caza, que según el texto inicial deberían recibir el mismo trato que el resto de animales domésticos, aunque el PSOE ya ha presentado una enmienda que excluirlos de la futura ley a estos perros. «Está una ley realmente es un despropósito. Unas minorías animalistas y sectarias quieren imponer a todos la forma de como hay que tener a un animal», apunta Iturmendi, que apostilla que desde la Federación «siempre hemos tenido el criterio de tolerancia cero con el maltrato animal».
Además, sostiene que los animales «están perfectamente protegidos» por la legislación actual, que desde el 2015 ya considera al maltrato animal como un delito.
Más jóvenes y mujeres
«Estamos muy contentos porque vemos que cada vez hay más jóvenes y mujeres que se hacen cazadores», celebra el presidente de la Federación, aunque no oculta que la media de edad entre el colectivo es elevada. Además, explica como la crisis de precios y la guerra de Ucrania también han impactado en el sector. «Hay una escasez notable de armas y munición, porque mucha se está destinando y enviando a Ucrania para la guerra». De igual forma, el coste de los útiles y materiales que utilizan los cazadores también se ha incrementado: «Evidentemente estamos sufriendo el incremento de precios como todos».