La pesca como forma de vida

David Herrero (Ical)
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José Antonio Salazar es campeón de España por parejas en la modalidad de trucha a lance en 2019 y centra sus esfuerzos en la protección del río Pisuerga y su entono acuático

La pesca como forma de vida - Foto: Brágimo (Ical)

«Lo principal de un pescador es tener paciencia y marchar al río a disfrutar. Da igual que el primer día no se consiga alguna captura, ya que el objetivo es divertirse y apreciar todo lo que se tiene alrededor. Si te entra el gusanillo, es imposible dejarlo. La paz que te provoca la pesca al llegar a casa es algo espectacular». Así lo explica a Ical el presidente del Club de Pescadores de Herrera de Pisuerga y campeón de España por parejas de pesca de trucha a lance en 2019, José Antonio Salazar, quien reconoce que comenzó a pescar a los nueve años y a los diez ya había pescado su primera trucha autóctona en su localidad. 

Subraya que, junto a su hermano pequeño, ha continuado con la afición hasta el día de hoy, superando diversos retos con el fin de luchar y defender esta actividad, además del medio natural y acuático.

La pesca abarca muchas especies y modalidades, pero pone especial atención a la de la trucha, al apuntar que esta especie se puede pescar en la provincia en los ríos Pisuerga, Carrión y otros como el Burejo, Boedo, Valdavia o el Ucieza.

Además, el Pisuerga y el Carrión tienen zonas en las que se pueden capturar lucios, que fueron introducidos hace años en los canales, así como algunas carpas, barbos o el cangrejo señal y rojo.

Defensa del Pisuerga. Salazar recuerda que el río Pisuerga ha estado muy tocado, dado que hace años se quedó, prácticamente, sin población autóctona de trucha debido a que el pantano de Aguilar de Campoo tenía mucho lodo.

De esa forma, cuando se suministraba agua se producía una sedimentación de todo el Pisuerga, lo que provocó que las larvas, los animales y el resto de fauna no se pudieran reproducir. Llegó un momento en el que, entre los años 2002 y 2006, «no había peces ni vida».

Desde la sociedad de pescadores de Herrera, junto a la de Aguilar, se planteó a la Junta la realización de una obra para limpiar el pantano y retirar del fondo el mayor lodo posible. Se consiguió después de una «lucha encarnizada con la administración autonómica» y de diversas trabas. 

«Puedo decir orgulloso que si la gente pesca ahora truchas en el río Pisuerga es gracias al trabajo de la asociación y de la lucha que emprendí para conseguir el beneficio de todos y defender mi río», asegura a Ical.

Aun así, la obra que se llevó a cabo solo purificó el diez por ciento de lo estimado, cuando debería de estar en cifras cercanas al 80 por ciento. «Aunque no es como hace 100 años, pero ahora se vuelven a ver peces, cangrejos o insectos», añade.

Chile y Alaska. El componente del Consejo Provincial de Pesca comenta que empezó a pescar en Herrera, pero el cuerpo «te pide moverte otras zonas», razón por la que ha pescado «por casi toda España». «Al final, me desplacé al exterior y viajé a la Patagonia chilena, en 2004, y también a Alaska, en 2011».

Todo se organizó con un grupo de varios amigos para desplazarse a Alaska, donde es otro tipo de pesca, con muchos salmones. Recuerda que todo en la vida tiene una justificación y allí hay más pesca porque «se cuidan más las cosas y hay gran responsabilidad».

La forma de pescar es sin muerte y se devuelven al río los ejemplares, algo que también se practica en España, pero en menor medida, dice. Aunque defiende las dos vertientes, deja claro que «la vida camina hacia la pesca sin muerte».

Traslada la diferencia entre esos países con las normas españolas, dado que el cupo de truchas en España es de más de 21 centímetros, según cada reglamentación, mientras que, en Chile, la norma marca que las capturas tienen que ser dos truchas de menos de 35 centímetros. 

Allí se intentan «salvar los ejemplares grandes», de 40 y 50 centímetros, porque «son los que mejor reproducen, para que sigan en el río como la madre del resto2. Sin embargo, «en España se realiza al contrario y no es totalmente adecuado», asevera José Antonio Salazar.