Un verano artístico

Gabriela Páez
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El campamento Mezcl-arte es una iniciativa estival que tiene como meta crear recuerdos imborrables entre los más pequeños de la casa, una forma divertida de aprender jugando

Un verano artístico

Desde hace tres años, la Academia Arte Lora ha creado campamentos artísticos de verano destinados a niños de entre 5 y 14 años con el objetivo de entretener a los más pequeños de la casa usando el aprendizaje junto al arte. La propuesta, que este año llevó por nombre Campamento Mezcl-arte, ofreció la oportunidad de pintar un mural en el colegio Santo Ángel de la capital, una experiencia inolvidable al aire libre para los jóvenes artistas.


En el año 2017, Arte Lora pasó de ser una tienda de arte a convertirse en un estudio de pintura artística y, con ello, su dirección recayó en manos de Miriam Lora tras haber pertenecido durante años a sus padres. A partir de ese momento, Lora decidió completar su oferta con clases para niños y adolescentes, una actividad formativa reservada hasta entonces a los adultos. «Siempre me ha encantado trabajar con niños», comenta la fundadora de los campamentos estivales. 


Además de dar clases de arte y realizar el proyecto estival cada año, también realizan celebraciones de cumpleaños todos los sábados. «Ofrecemos distintas actividades artísticas como, por ejemplo, que los niños decoren un cuadro o fiestas con temáticas de pintores reconocidos como Monet o Van Gogh. Incluso hemos incluido alguna propuesta de Harry Potter», explica Lora, que este verano ha reclutado a más jóvenes que nunca.


El campamento tuvo una duración de cuatro semanas, entre el 28 de junio y el 23 de julio, con clases prácticas durante tres horas al día, entre las diez de la mañana y la una de la tarde. El itinerario de Mezcl-arte contó con una gran variedad de actividades, pudiendo pasar los niños desde una semana en el campamento hasta el mes entero. Por ello, cada día tenían una actividad diferente para evitar que aquellos chavales que pasaron el mes completo no se aburrieran con la repetición de actividades. 


Semanalmente el campamento contó con entre 12 y 14 niños, que cumplieron todas las medidas de seguridad correspondientes. El mismo tuvo un coste de 65 euros la semana, 120 la quincena y 180 las tres semanas, mientras que el mes completo  suponía un desembolso de 230 euros. 


Una de las actividades planificadas fue pintar un mural. «Previamente le había pedido al Ayuntamiento si tenían alguna pared disponible donde los niños pudieran realizar esta actividad, pero me informaron que no tenían ninguna para ese momento. Entonces el colegio Santo Ángel ofreció, de manera desinteresada, una de sus paredes para que la pintáramos como deseáramos», comenta Lora. 


El proyecto en el exterior tuvo una duración de un día por semana, con un total de tres días en los que los niños se dividieron en grupos para poder pintar. «El muro estaba decorado con pompones y lanas de colores que los niños del colegio fueron haciendo durante el año escolar. Nosotros, para completarlo, decidimos hacer un diseño acorde a ello y lo pintamos con figuras, árboles y animales usando pinturas acrílicas», agrega. 


La propuesta programada para la primera semana mezclaba música y pintura. En ella participó Teresa Crespo como artista invitada y los niños realizaron un cuadro musical y un retrato al natural. Otra de las propuestas fue pintura al aire libre con una salida al parque y una escultura humana que los niños inscritos en el taller realizaron a base de alambre y arcilla, entre otros materiales. 


En la segunda semana tuvieron cabida actividades como el teatro, la pintura y el humor, con Garrapete como artista invitado, maestro de la pintura donde los niños se enfrentaron al cubismo de Paul Cézanne y muralismo con el comienzo de la realización del mural en el exterior. En la tercera semana, además de pintar el mural en las Angelinas, los niños también coquetearon con la caligrafía artística y, a su vez, realizaron un sudoku de color en matemáticas, geometría y composición, entre otras más. 


Durante la última semana, el campamento tuvo actividades como pop art, donde fueron expuestos a la explosión del color en el mundo moderno. Asimismo, los más pequeños de la casa terminaron de pintar el querido mural, entre otras propuestas más. 


A pesar de toda la planificación con la que contó el campamento, la actividad más destacada fue, como pone de manifiesto Lora, el mural. «Los niños adoraron la oportunidad de poder realizar actividades distintas cada día, sobre todo en la del mural. De hecho, es la propuesta fuera de la academia que más les gustó», comenta la promotora de la actividad. «A mí, personalmente, me encantó poder estar al aire libre y tener la oportunidad de realizar este proyecto junto a los niños, que se implicaron de lleno desde el primer momento», finaliza la directora del estudio de pintura artística.