«Los dictadores roban el oxígeno de la libertad»

David Herrero-Ical
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Jaime de los Santos, escritor, historiador y político impregna al lector en una historia sobre los «desamparados» durante la época franquista, sin tintes partidistas y de una manera objetiva

«Los dictadores roban el oxígeno de la libertad» - Foto: Brágimo Ical

Inmersos ante una reflexión histórica de un tiempo muy complicado que, para muchas personas, parece que es absolutamente alejado, pero que solo hace cuatro décadas que expiró. Unos tiempos en los que el lector se enfrasca a través de las palabras del escritor y político, Jaime de los Santos, en su libro Si te digo lo que hice relativo a la dictadura franquista, que aborda desde la objetividad gracias a su faceta como historiador. 

«Mi libro tiene que gustar o no por una cuestión artística y estilística. No es en absoluto partidista, porque creo que cualquier guerra y dictadura es terrible, sin importar el tiempo, la ideología o el contexto», señala en declaraciones a la Agencia Ical.

En su opinión, los dictadores se parecen mucho, da igual en lo que crean, porque se centran «en la oscuridad de la falta de libertad». Afirma que no importa que estén más a la derecha o a la izquierda, ya que «roban el oxígeno que representa la libertad para los ciudadanos».

En dichas páginas se hace una reivindicación de los «desamparados», que son esas personas que «siempre viven en los márgenes». «Y en el caso de la dictadura franquista, eran esos colectivos a los que ellos llamaban rojos, homosexuales, monárquicos, los locos y las mujeres», agrega.

Todos ellos van confeccionando los ladrillos que de alguna manera sustentan la vida de la protagonista, que es Elvira. Ella es nieta de un monárquico, hija de un loco, hermana de un alcohólico y madre de una mujer que es del colectivo Lgtbi. 

Todo esto hace que cuando se enfrente a su presente, ya en democracia, y tenga que reinventarse, porque «para lo que ha sido educada es para ser esa mujer cuya principal realidad es el pecado permanente, la oscuridad y la falta de libertad».

Fantasmas del pasado. El nuevo secretario nacional de cultura del Partido Popular reconoce a Ical que en épocas de crisis surgen determinadas agrupaciones políticas e ideológicas que «abusan del descontento de los ciudadanos». 

Emplean algunas «penurias» que, a veces, son espirituales para anidar y hacerse más fuertes. Es decir, partidos que desde los extremos pretenden arreglar todo, pero cuando tienen responsabilidades de gobierno no arreglan nada. 

«Son siempre fórmulas que se podrían entender como espejismos», afirma. De los Santos deja claro que en occidente se cuenta con sociedades «profundamente democráticas», quien defiende que Europa «es más fuerte que nunca».

Cultura denostada. «La cultura en España es uno de nuestros principales patrimonios. Tenemos a uno de los autores más leídos de toda la historia, como es Miguel de Cervantes, y al autor en lengua española más importante de todo el siglo XX, con García Lorca. Está Pablo Picasso y Diego Velázquez», afirma. Por ello, hacen falta políticas que pongan de manifiesto todo ese orgullo que, aunque no lo parezca, «sentimos los españoles por nuestra cultura», que pasa, primero, por tener un «ministro que se lo sepa».

«No entiendo la razón por la que este Gobierno tira por tierra la cultura, cuando lo es todo. Pienso que el patrimonio arquitectónico de las diversas ciudades, como la calle Mayor de Palencia, se ha convertido en paisaje y los ciudadanos no se dan cuenta de la belleza que representa», añade.

Hace hincapié en una cuestión emocional en torno a la cultura, que es casi como con la familia, al no poderla perder, porque forma parte del acervo personal. En relación a su faceta política en activo, rechazó las comparaciones del Senado con una especie de cementerio de elefante. «Yo no soy ningún elefante y eso que no soy el más joven», puntualiza de manera irónica. 

Para los senadores de Madrid, la Cámara Alta ofrece la oportunidad de conocer el resto de territorios. A través de los compañeros de otras altitudes, se pueden entender qué ocurre en Palencia, Zamora o Huelva, así como compartir escaños con políticos de otros momentos claves para la democracia española, sentenció a Ical.