El deseo incumplido de Saúl de la Puerta

David Correia
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El jugador de 12 años, ahora sin equipo, quiere jugar en el Velilla, pero necesita una autorización del Guardense, su anterior club, que no llega por cuestiones federativas

Saúl, durante un encuentro del Trofeo Plaspisa-Diputación ante el San Telmo. - Foto: Juan Mellado

Hay veces que el fútbol es complejo incluso en categorías donde no debería serlo. Es el caso de Saúl de la Puerta Torices, de 12 años y natural de la localidad norteña de Las Heras de la Peña. Lleva jugando al fútbol desde los cuatro años, primero en el Velilla (tres temporadas) y después en el Guardense (las dos últimas). Al principio de esta campaña decidió que lo quería dejar, pero más tarde se animó a volver al Velilla (la mayoría de sus amigos del colegio juegan  el conjunto velillense).

Para ello necesita una autorización del Guardense, su último equipo, sin la cual no puede ingresar en el Velilla. «Supuestamente solo es una firma. Llevamos desde septiembre esperando a que el Guardense nos de la autorización para que pueda jugar con el Velilla. Saúl lo está pasando mal. Va a entrenar algún día con sus compañeros del Velilla, pero no puede jugar. No entendemos por qué el Guardense no nos manda el papel. He intentado hablar con su presidente, y me consta que las dos directivas han estado en conversaciones, pero pasa el tiempo y todo sigue igual», comentaba José Ramón de la Puerta, padre de Saúl.

Respuesta. «Lo primero que quiero dejar claro es que, si por mi fuera y si de mí dependiera, Saúl estaría jugando en el Velilla desde la primera jornada», aseguró a este periódico Roberto Sánchez, presidente del CD Guardense.

Pero afirma que, por cuestiones federativas, es algo con lo que él no puede hacer nada. «Tengo la sensación de que no se han leído la circular. La federación solo permite dos traspasos entre clubes, que ya se han llevado a cabo. No se pueden hacer más. Además, no es algo que dependa de mí. Somos una junta de más de diez personas», confirmó Sánchez.

«Repito, a mí no hay nada que más me guste que los niños jueguen donde quieran. Pero hay normas que cumplir y reglas que acatar. Ya nos hemos llevado un tirón de orejas por la federación en alguna ocasión. Me gustaría que el Velilla leyera la circular correspondiente», sentenció.

Velilla y Guardense defienden lo suyo, pero el perjudicado es Saúl, un chaval de 12 años que solo quiere jugar al fútbol. Hay veces que la burocracia parece frenar el deporte.

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