La resaca de la reforma laboral parece que va a ser larga. Casi una semana después de su aprobación, sin el apoyo de los socios de investidura, pese a ser una de las leyes clave de la legislatura, el Ejecutivo  considera que la alianza con sus socios no se debilitado, aunque el PNV, ERC o EH Bildu no estuvieran a su lado en la convalidación de la norma, y afirma que «no hay secuelas» y que mantienen el diálogo con ellos. Sin embargo, Unidas Podemos le alerta de que hay una geometría muy variable en el Congreso.

«Es jugar a la ruleta rusa», apuntó ayer el presidente del grupo parlamentario, Jaume Asens, que avisaba así al PSOE de que las «acrobacias centristas son muy arriesgadas».

Tras el mal sabor de boca que ha dejado la convalidación de la nueva reforma laboral aprobada por casualidad, por el error de un diputado del PP -que votó a favor- y después de que los dos diputados de UPN votaran en contra tras pactar su apoyo, el ala socialista del Ejecutivo insiste en que esta votación no ha dejado secuelas.

«Es un Gobierno que, con toda la dificultad y sin una mayoría parlamentaria, ha logrado grandes acuerdos y consensos no solo en el ámbito político, sino también social, y esa sigue siendo la hoja de ruta», defendía ayer su portavoz, Isabel Rodríguez, que incluso recordó que ERC también ha señalado que el diálogo con el Ejecutivo de coalición no se ha roto.

Sin embargo, la reforma laboral ha puesto de manifiesto al equipo de Pedro Sánchez la dificultad de encontrar otra mayoría alternativa que no sea la de los partidos que apoyaron su investidura, ya que la entrada de Ciudadanos en la aritmética aleja a algunos de sus socios y no suma lo suficiente.

A todo esto hay que añadir que en el Congreso además de que todavía sigue sin sustituirse el escaño del diputado morado Alberto Rodríguez, a partir de junio habrá dos diputadas de Coalición Canaria (CC), y el PSOE dejará de tener el apoyo casi garantizado del de Nueva Canarias (NC), Pedro Quevedo.

Según el pacto que hicieron CC y NC cuando se presentaron en una lista conjunta a las generales, Quevedo tenía que dejar su escaño a los dos años y medio, es decir sobre el 3 de junio, y dar paso a la número dos de dicha lista por Las Palmas, que es María Fernández, de CC.

Una geometría aún más variable para sacar leyes que se auguran complicadas, como la Ley de Memoria Democrática, la Ley de Vivienda o la Ley Audiovisual.

Fuentes de Moncloa siguen insistiendo en que la relación con sus socios de investidura van a seguir como hasta ahora y descartan un punto de inflexión. Se trata de sacar iniciativas para mejorar la vida de los ciudadanos -afirman-, aunque no solo Unidas Podemos lanza avisos, también otros partidos, como el PDeCAT, ven necesaria una reconstrucción de las relaciones.

«El Gobierno habrá tomado nota» de lo sucedido y «estará más receptivo» a partir de ahora a las reflexiones de cada grupo parlamentario, recalcó el portavoz del PDeCAT en el Congreso, Ferrán Bel, que señaló que sus cuatro diputados votan las iniciativas en función de su contenido y no para alinearse con ningún bloque concreto. Y, de hecho, avanzó que no son muy receptivos a la nueva Ley de Vivienda y sí más a la Audiovisual.

Sin sobresaltos

Desde ERC dejaron muy claro que sus relaciones con los socialistas se mantienen y que seguirán dando apoyo a avances progresistas, que defiendan los intereses de los trabajadores y de Cataluña. No obstante, fue llamativa la frase de su portavoz, Gabriel Rufián, cuando señaló: «Dime con quién votas y te diré quién eres».

El PNV, por su parte, también pide al Ejecutivo cuidar a los socios y su presidente, Andoni Ortuzar, señaló recientemente que espera que el Gobierno «salga escaldado» tras la votación de la reforma laboral y se dé cuenta de con quién tiene que hacer más esfuerzos. «ERC y PNV son «los que garantizan esas mayorías sin sobresaltos», avisó.

Las difíciles votaciones que quedan por llegar se podrían producir en medio de nuevo períodos electorales, si es que en Andalucía se adelanta la fecha de convocatoria de comicios autonómicos.

Una carrera en la que también entrarían los morados, toda vez que han dejado entrever que son los que quieren liderar la reforma fiscal, con una subida de impuestos a los que ganan más, y que es clave en esta segunda parte de la legislatura. Asimismo, el Gobierno se enfrenta a un PP que insiste en que el de Sánchez «es un Gabinete fallido, que no tiene futuro y que está en tiempo de descuento».