Treinta minutos. Ese es todo el tiempo que hizo falta para que las autoridades cumplieran con la tradición y lanzaran a los pies del balcón de la ermita las 4.000 bolsas de pan y quesillo preparadas para el regreso de la fiesta de Santo Toribio.

Cientos de personas participaron en esta manifestación cultural que volvió ayer con más ilusión que nunca tras dos años de sendas cancelaciones. Arrancó la jornada con la romería desde la iglesia de San Ignacio y Santa Inés hasta la ermita de Santa María del Otero y la posterior misa, oficiada por el obispo de la diócesis, Manuel Herrero. 

Por el cerro desfilaron después las autoridades hasta la ermita de Santo Toribio, a cuyos pies se ubicaban ya en lugares estratégicos los más veteranos en este oficio de cazar al vuelo las tan queridas bolsas de pan y queso. Con gran puntualidad, las ventanas se abrieron y comenzó una lluvia de bolsas entre los silbidos y la impaciencia de los romeros que esperaban ser apedreados. Con caras de ilusión y de tensión y algún que otro empujón y disputa, aunque siempre amigables, continuó la recogida de bolsas entre gritos y vítores.

Media hora para llenar los bolsillos de pan y queso - Foto: Juan MelladoEso sí, como cada año, la pedrea fue también lugar para que los más pequeños se iniciaran a hombros de sus padres en una tradición que seguro revivirán durante mucho tiempo y a la que vecinos de toda la ciudad -y muchos turistas- acuden para honrar a Santo Toribio, segundo patrono de la capital. 

El tiempo, amenazante el día previo, permitió finalmente que todo transcurriera con la normalidad habitual, ya recuperada dos años después del inicio de la pandemia de coronavirus.

Precisamente a los fallecidos por covid durante este triste período se refirió el presidente de la asociación de vecinos del barrio del Cristo, Guillermo Barrios. «Estamos muy emocionados por recordar a gente muy querida en el barrio para los que este día era muy importante, pero que por desgracia nos han dejado. Queremos hacerles un homenaje a ellos y a sus familias», expresó. El representante vecinal destacó las «muchísimas ganas» que tenían de recuperar una fiesta que para los vecinos del barrio es «todo un orgullo». 

Media hora para llenar los bolsillos de pan y queso - Foto: Juan Mellado«Sabemos de su peculiaridad, no hay nada parecido en ningún otro sitio y estamos muy agradecidos de que miles de palentinos vengan a visitar nuestro barrio. Nuestros brazos están abiertos para recibirles», aseguró Barrios, quien hizó hincapié en la emoción de recuperar la fiesta y el impulso que supone para el comercio y la hostelería del Cristo tras unos tiempos difíciles. Es por ello que animó a que «todo el mundo siga viniendo los próximos años a celebrar Santo Toribio».

Por su parte, el alcalde, Mario Simón, hizo hincapié en el reconocimiento que tiene la fiesta. «Estamos contentísimos de poder recuperar una tradición única y exclusiva de Palencia, de recuperar nuestra pedrea con un tiempo que nos ha acompañado y las calles del Cristo llenas», comentó Simón, que destacó que la fiesta es del barrio, «pero también de toda Palencia» y por ello «es responsabilidad y trabajo de todos que se conozca en toda España y en todo el mundo». Actualmente de Interés Turístico Regional, el alcalde subrayó que la pedrea «nos ayuda a recibir visitas, a seguir siendo únicos, a cuidar de lo nuestro y a disfrutar, que ya había ganas de recuperar la normalidad».

Interés nacional. «Lo hemos manifestado previamente y vamos a seguir trabajando para que esta fiesta alcance el Interés Turístico Nacional e incluso Internacional que merece porque es algo único y exclusivo», añadió Mario Simón, que mostró su pericia en el lanzamiento de decenas de bolsas de pan y queso a los participantes junto a ediles de todos los grupos políticos.

Media hora para llenar los bolsillos de pan y queso - Foto: Juan MelladoUna de ellas, la concejala de Cultura, Turismo y Fiestas, Laura Lombraña, destacó la ubicación ideal de la pedrea. «El cristo más alto de España preside una de las tradiciones más originales y singulares de la ciudad. Se lanzan miles de bolsas de pan y queso para honrar al santo y rememorar una tradición que se remonta al año 447, cuando Santo Toribio predicó en contra de la doctrina de Prisciliano», recordó. 

Según la leyenda, este se tuvo que refugiar en una ermita porque fue apedreado. Posteriormente, el río Carrión se desbordó y se achacó como castigo. Desde entonces y a modo de voto de villa, la ciudad de Palencia celebra esta romería, que se inicia con una procesión de la talla del santo hasta la ermita de Santa María del Otero. Esta es un ejemplo magnífico de arte rupestre ubicado a los pies del Cristo y junto al Centro de Interpretación Victorio Macho.

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