La historia trágica de las cruces del Monte El Viejo

A. Benito
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En 1855 los guardas de la Casa Grande y la Casa Pequeña fueron asesinados. Jesús Manuel Herreros es tataranieto de Mariano Herreros, uno de los presuntos homicidas

La historia trágica de las cruces del Monte El Viejo - Foto: Óscar Navarro

«Dicen los sabios que la historia es maestra de la vida. La vida solo se vive una vez y de ella no queda más que el apunte del historiador si el personaje fue importante; o si se vio envuelto en alguna gesta permanece en el recuerdo de sus descendientes; o si su carácter o sus acciones marcaron el devenir de esa familia la referencia del cronista sigue viva. Cuenta la historia que un 16 de agosto de 1855, en el Pago del Buen Trigo o del Beato, límite del Monte El Viejo, término municipal de Palencia, y en el camino del Cigarral, término de Villamuriel, límite con el Monte El Viejo, fueron vilmente asesinados en el cumplimiento de su deber don Aquilino González e Ignacio Gómez, guarda este de la Casa Pequeña y aquel de la Casa Grande del Monte El Viejo. Esta es la historia, una de tantas, como otras, pero esta concierne a la tradición de mi familia y su protagonista es don Mariano Herreros Cosgaya, mi tatarabuelo».

Quien pone voz a estas líneas es Jesús Manuel Herreros. Nos recibe en Villamuriel, muy cerca de la bodega familiar, con casi 400 años de historia. Tiene ganas de mostrarnos las dos cruces que colocó el Ayuntamiento de Palencia para perpetuar la memoria de aquellos dos empleados municipales por cuyo asesinato uno de sus antepasados pasó más de 30 años en prisión, «al parecer en una cárcel que había cerca de San Pablo y de la actual estación de autobuses». La primera vez que supo de este hecho fue con 6 años. «Mi padre siempre me decía: aquí tu tatarabuelo mató a un guarda», explica mientras señala la primera de las cruces, la de Aquilino González, la más visible y fácil de encontrar. El tendido eléctrico pasa por encima, así que la zona está ahora completamente despejada, «pero en aquella época todo esto estaría lleno de vegetación», matiza Herreros.

En un libro sobre el Monte El Viejo y también en un artículo de Diario Palentino publicado en 1986 se menciona el suceso, aunque a juicio de Jesús Manuel Herreros «de manera un tanto tergiversada». En dichos escritos se habla de lo «expuesto que era el servicio nocturno en aquellos tiempos» y de la probable intención de los guardas de «sorprender in fraganti a unos individuos que quizás vinieran haciendo frecuentes incursiones en el monte con el fin de cazar de forma ilegal». Según esa versión, los asesinatos fueron cometidos «a pedradas y a palos». 

La historia trágica de las cruces del Monte El ViejoLa historia trágica de las cruces del Monte El Viejo - Foto: Óscar NavarroA lo largo de los años, Herreros ha tratado de recopilar información sobre el asunto. «No he encontrado mucho, ni siquiera hay constancia del juicio», señala. El caso es que la historia que ha ido pasando de padres a hijos en su familia es la de un hombre que, aprovechando que era el día de la fiesta en Villamuriel (San Roque), decidió ir con unos furtivos al monte a cazar alguna liebre o algún conejo para hacer con arroz. «Saldrían pronto por la mañana y los guardas les sorprendieron. Me imagino una gran discusión y un acaloramiento que terminarían en refriega», explica Herreros al tiempo que recuerda que su tatarabuelo «era rico, tenía viñas y no le faltaba de nada». 

De lo que parece que no hay duda es de que el primero en caer fue González. Gómez, por su parte, pudo escapar con vida y, probablemente, al verse perseguido se escondió entre una mata del monte. De hecho, la cruz en su memoria está mucho más oculta que la primera, monte arriba, y para llegar a ella hay que saberse el camino. Hasta allí nos lleva Jesús Manuel Herreros. «Según el artículo del Palentino un perrillo que llevaba el guarda ladró al olfatear a sus perseguidores y le delató», detalla. «Hay que situarse en el contexto de aquella época. La mentalidad era muy distinta a la actual, la gente tenía la costumbre de aprovecharse de los recursos cinegéticos del monte y no aceptaba ciertas normas», continúa. 

Otro de los detalles de la versión que él maneja es que Mariano Herreros «recibió durante el forcejeo un tiro en una pierna y cruzó el Canal a nado y herido, lo cual tiene su lógica si tenemos en cuenta que por aquel entonces el esclusero controlaba a todas las personas que pasaban por el puente».  La ausencia de documentos hace que sea imposible saber qué pasó exactamente o cómo las autoridades dieron con los autores de los crímenes, pero cuentan que estos acabaron confensando tres o cuatro días después. «En aquel momento mi tatarabuela, que ya tenía una niña, estaba embarazada de mi bisabuelo», expresa este descendiente directo de aquel presunto homicida que entró a la cárcel con 34 años y salió de ella poco antes de cumplir los 70. «Dicen que se quedó ciego en el transcurso de ese tiempo y que la familia lo aborreció», manifiesta. También se pregunta cómo afrontaría aquella lacra la mujer de Mariano, que según la partida de defunción tuvo un funeral «de segunda», carente de cualquier solemnidad.

La historia trágica de las cruces del Monte El ViejoLa historia trágica de las cruces del Monte El Viejo - Foto: Óscar NavarroJesús Manuel Herreros también ha conseguido la partida de nacimiento de su antepasado y guarda un manuscrito con lo que le contó su padre, así como los recortes de prensa que mencionan el suceso. Incluso ha reconstruido un árbol genealógico que se remonta hasta el siglo XVI, mucho antes de que naciera el protagonistas de esta historia. «Es posible que mi familia vendiera vino a José Bonaparte, hermano de Napoléon y apodado Pepe Botella», desvela mientras nos invita a un trago y nos muestra esa histórica e inmensa bodega que algún día fue de aquel tatarabuelo. 

Respecto a las cruces, fueron colocadas en 1955, cien años después del suceso, cada una en el lugar donde supuestamente aparecieron los cuerpos sin vida de Gónzalez y Gómez. Además, los entonces guardas del Monte, Isidro García y Fructuoso Husillos, tuvieron la gentileza de ofrecer una misa «por las almas de aquellos dos valientes compañeros muertos en el cumplimiento de su deber, acto que se celebró en la parroquia de Allende el Río».

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La historia trágica de las cruces del Monte El Viejo - Foto: Óscar Navarro

labor de investigación. Descubrir algo más sobre este acontecimiento es uno de los retos que se ha marcado Jesus Manuel Herreros. «Cuando me jubile voy a seguir investigando sobre ello», apunta el actual delegado para la Enseñanza Religiosa de la Diócesis de Palencia, profesor de religión católica en el IES Jorge Manrique de Palencia y vicario parroquial de la UP de Carrión de los Condes. «Parece ser que hubo un incendio y por eso hay grandes lagunas en el archivo civil, pero me encantaría ver algún documento sobre el juicio», confiesa finalmente Herreros.