Frómista recupera su cita ancestral con El Ole

Jesús Hoyos
-

Cientos de personas participaron ayer en la procesión cívica, elemento diferenciador de unas celebraciones en torno a San Telmo que han regresado con fuerza e ilusión tres años después

Frómista recupera su cita ancestral con El Ole

Los vecinos de Frómista recuperaron en la noche de ayer una de las tradiciones más singulares de la provincia, la procesión cívica de El Ole tres años después de la última vez en que la localidad terracampina celebró de esta particular forma las fiestas en honor a San Pedro González Telmo.

El Ole es la seña de identidad de unos festejos patronales que arrancaron el viernes con el pregón literario a cargo de Héctor Ruiz, profesor de la Escuela Universitaria de Enfermería de Palencia y vecino de Frómista.

El día fresco y el cielo de primavera auguraban una buena noche y un mejor ambiente con el que retomar una tradición que data de principios del siglo XVIII. La procesión recorrió Frómista acompañada de la Banda de Música con la ilusión y la fuerza de quienes han esperado tres años  para recuperar este acto. Algo más corto en recorrido que otros años, pero con las mismas costumbres. 

A las 22 horas salía de la iglesia el Vítor, la cruz en la que se representa al santo y patrono de la localidad. Lo portaba el mayordomo de la cofradía de San Telmo, Severiano Villameriel, mientras los cofrades se encargaban de las cintas rojas que adornan la cruz. Los participantes, como manda la tradición, portaban escobas, cachavas y porras y alentaban al santo durante la procesión, al tiempo que coreaban los vivas a San Telmo y los populares «esto no es Ole, esto sí es Ole».

La música sonaba mientras los vecinos avanzaban y bailaban acompañando a la representación de San Telmo. Durante el recorrido del desfile, a la altura de la calle Francesa, la cofradía ofreció productos de la tierra y, a su paso por la calle del Milagro, las antorchas iluminaron la noche terracampina.  Al cierre de esta edición comenzaba la lectura del sermón satírico, avisado previamente con la tirada de varios cohetes. Otra peculiaridad en cuya redacción puede participar cualquier vecino a través de sugerencias, que sirve como crónica de la vida del pueblo al recoger sucesos y acontecimientos que afectan a la actualidad de Frómista y que toma forma de versos a través de los miembros de la cofradía.

El final de la procesión con la entrada del Vítor en la parroquia y la traca final dio paso a la continuación hoy de los festejos. A las 9,30, dianas y pasacalles. A las 11,45, recepción de autoridades en el Ayuntamiento para la posterior procesión religiosa en honor a San Telmo, acompañada por los Danzantes de Paloteo de Frómista y la Banda de Música. A continuación, santa misa y veneración de la reliquia de San Telmo. Las fiestas de San Telmo finalizarán mañana con la misa de difuntos en la parroquia de San Pedro y darán paso a San Telmillo, tres días más de festejos durante el fin de semana.

Así, el viernes a partir de las 20 horas, la concentración de peñas y pasacalles amenizará la tarde de Frómista junto a la charanga Los Duendes. Una fiesta que se alargará hasta bien entrada la noche con la verbena y orquesta Versvs. 

El sábado arrancará con el vermuth para continuar con una paellada solidaria en el CEIPPablo Sáenz. Por la tarde-noche, discomóvil y verbena pondrán el toque musical.  El domingo marcará el fin de las fiestas con la obra Dos truhanes y otra gente de malvivir, la procesión, la misa y el nombramiento del nuevo mayordomo, con la ilusión de retomar, ya en 2023, una tradición que parece cobrar cada vez más fuerza.

normalidad. El alcalde, Fernando Díez, asegura que no solo se ha vuelto a la normalidad, sino que en las celebraciones «estamos superando todas las expectativas».

«Incluso con el mal tiempo que hemos tenido en el inicio de los festejos, ha habido muchísima gente con ganas de estar en la calle y disfrutar de la fiesta, alternando en los bares y asistiendo a todos los actos preparados», añade Díez. «La gente tenía muchas ganas», sentencia. 

Además, señala que este intervalo de tres años entre las últimas fiestas normales y esta recuperación tras la pandemia «ha permitido la incorporación de muchos chavales que antes tenían 9 o 10 años y ahora ya están metidos de lleno en sus peñas». 

Por su parte, «los padres y abuelos están con mucha ilusión, lo que se traduce en mucha participación y mucha gente en las calles».