Una celebración de la grandeza del perdón

DP
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En la procesión participó quien en 2011 fue indultado y este año estuvo presente por una «promesa»

Una celebración de la grandeza del perdón - Foto: Juan Mellado

El acto central de la procesión de El Indulto, en el que se celebra la grandeza del perdón y la misericordia divina, tuvo lugar en la plaza Mayor, ante el Santísimo Cristo de la Misericordia y Nuestra Señora del Perdón, que salieron con media hora de diferencia de la Virgen de la Calle, el primero precedido de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli para encontrarse con Nuestro Padre Jesús Crucificado y el Santísimo Cristo del Otero de San Pablo.

«Había hecho una promesa y me apetecía, entre otras razones porque  mi padre realizó las cruces del Vía Crucis», afirmó Alfredo -que vestía hábito morado, cordón y capillo- en los instantes previos a la salida acompañado por los hermanos del Santísimo Cristo de la Misericordia -hermandad organizadora  de la procesión-. «Llevo una vida tranquila. Es mi único antecedente penal y no he vuelto a tener problemas, porque fue otra promesa que me hice a mí mismo de no meterme en ninguna carambanada. Aquí estamos, a rezar un poquito por  mi madre, y  a ver si llega el pan a todas las mesas, que es lo más principal, así como la salud», comentó quien fuera indultado el  8 de abril de 2011- año en el que procesionó- y ayer viera renovada la gracia mientras se daba lectura a un texto que decía: «Estamos inmersos en un mundo injusto donde decir la verdad y comprometerse puede costar  muy caro, como a Jesús. Ser hoy cristiano significa una decidida apuesta por la gran verdad de Dios, el Amor, el mayor testimonio de esa Justicia, por la que murió Jesús». «A lo largo de los siglos -continuó- la negación de la verdad ha generado sufrimiento y muerte. Son los inocentes los que pagan el precio de la hipocresía humana. No bastan decisiones a medias. No es suficiente lavarse las manos». Especialmente emotiva resultó la despedida -durante la cual la Banda Municipal de Música interpretó la marcha Caridad del Guadalquivir, y es que Nuestra Señora del Perdón, cargada por los más altos delante y los más bajos detrás, aunque no estaba previsto, fue elevada en tres ocasiones ante el Santísimo Cristo de la Misericordia, la última mantenida más tiempo,   todo ello muy aplaudido por quienes se congregaron en la plaza de Isabel la Católica.