No hay ningún joven cofrade en Palencia que no haya soñado alguna vez con hacer sonar el tararú, el instrumento de metal alargado que con tan solo dos notas, sol y do, produce el sonido más representativo de la Semana Santa de Palencia. Un privilegio que hasta hace nada era exclusivo de los hombres. 

Así ha sido hasta que Sofía Triana y Patricia Simón, dos cofrades de la Vera Cruz, han roto ese techo de cristal y han demostrado que «no es cuestión de fuerza bruta sino de técnica y ensayar». Sofía ya se convirtió en la Semana Santa de 2019 en la primer mujer en tocar el tararú y a ella se ha sumado estos días Patricia. Suyos fueron los que se escucharon en la procesión de La Oración de Huerto y suyos serán, así lo esperan, dos de los tres tararús del Domingo de Resurrección.

«Es un orgullo y un honor», coinciden en destacar las dos. Más si cabe porque la pasión por la Vera Cruz les viene de familia. Sofía entró en la cofradía con cuatro años y Patricia, con tan solo mes y medio. Hoy tienen 27 y 32 años respectivamente, y pese a la experiencia, reconocen los nervios. 

«Muchos, lo tengo a flor de piel porque es algo tan importante que nadie quiere que salga mal», asevera Sofía. «El único truco es ensayar, ensayar y ensayar», sostiene Patricia. «La clave es la técnica, el control de los labios, del diafragma y del aire», añade su compañera, que forma parte de la agrupación musical de la Vera Cruz desde desde los 11 años, donde también estuvo Patricia hasta que el trabajo se lo permitió». 

«No obstante, no hace falta saber música para tocar el tararú. Cualquier cofrade puede hacerlo», advierte Patricia Simón. Una afirmación que gracias a ellas se ha confirmado cierta, un avance importante en lo que al mundo cofrade respecta.