Cruz Roja atiende a 49 ucranianos desde el inicio de la crisis

Jesús Hoyos
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La ONG acoge en sus recursos de emergencia a 12 personas, tres de ellas menores. En total se han registrado 236 protecciones temporales

Cruz Roja atiende a 49 ucranianos desde el inicio de la crisis

Vivienda, manutención y apoyo social. Esa es la primera ayuda que reciben de Cruz Roja los desplazados ucranianos que llegan a la provincia huyendo del conflicto que vive su país. A través de su programa de acogida e intervención, la entidad ha atendido desde el inicio de la crisis a 49 personas y actualmente acoge a 12 en sus recursos de emergencia, tres de ellas menores de edad.

«Cuando las personas procedentes de Ucrania llegan al alojamiento de emergencia, se les da un período de unos 30 días de descanso, recuperación y reflexión porque no todas se quedan, algunas deciden irse», explica Conchi Gutiérrez, responsable del programa de refugiados de Cruz Roja. Una vez que reciben alojamiento, manutención y apoyo social, su mayor inquietud es la documentación. «Hacemos un acompañamiento informativo y presencial en la Comisaría para solicitar la protección temporal, que es el mecanismo que el Estado ha puesto en marcha ante la llegada masiva de ucranianos para facilitar los permisos de residencia y trabajo», subraya.

Además, la entidad facilita la escolarización de los más pequeños. «Se hace normalmente a través de una matrícula extraordinaria junto a la inspección educativa de la Dirección Provincial de Educación, que elige el centro que considera más conveniente», precisa. Junto a eso, llevan a cabo proyectos de cohesión social entre niños a través del área de Juventud.

Después, el proceso con cada persona o familia depende de la situación. «Más que ayuda psicológica, damos una atención social básica. Tenemos que ver qué aspectos están más en riesgo», añade la coordinadora provincial de Cruz Roja, María Merino. Con aquellos desplazados que han llegado a municipios de la provincia, «hemos estado en coordinación y hemos hecho tareas de soporte y apoyo». Merino recuerda la falta de instrucciones claras al inicio de la crisis y la incertidumbre que tenían, especialmente los propios refugiados, «de no saber si se estaban dando todos los pasos bien».

En estos casos de atención rural, los voluntarios van semanalmente a reforzar el aprendizaje del idioma. Esta es una de las prioridades para la ONG porque «es el instrumento básico para poder integrarse en la sociedad, encontrar un empleo y diseñar una vida». De hecho, ya han recibido varias ofertas de empleo que pronto esperan hacer efectivas. Conchi Gutiérrez asegura que su experiencia directa con los ucranianos es que muchos, además de su idioma y el ruso, hablan inglés, lo que facilita la comunicación. «Nos sorprende la facilidad que tienen para aprender el castellano. Al poco de llegar, entienden casi todo», añade.

Dispositivo de emergencia. María Merino concreta que el dispositivo actual para los refugiados ucranianos incluye 18 plazas de emergencia, «creadas expresamente para esto». Doce están ocupadas, pero es algo fluctuante, y ya trabajan para poner en marcha otro dispositivo con 62 plazas en la capital, «ya que los recursos están más cerca».

Y es que Cruz Roja recibe derivaciones del Centro de Recepción, Atención y Derivación (Creade) de Barcelona -hay tres más en Madrid, Alicante y Málaga-. «Se pusieron en marcha para la recogida y derivación a plazas libres. En Palencia recibimos algunos para oxigenar el colapso en Barcelona», recuerda Merino.

Cruz Roja también facilita el contacto con familiares que siguen en territorio ucraniano. Unos lo hacen a través de WhatsApp y otras aplicaciones de mensajería y vídeollamadas. Para los que han perdido la conexión, se tienden puentes con la Cruz Roja de la zona en concreto para recuperarla. Merino precisa que han tenido que intervenir en Mariúpol, una de las ciudades asediadas por el ejército ruso. Además, disponen de mecanismos para que las unidades familiares puedan juntarse una vez que estén al completo en España.

Este equipo no solo atiende a ucranianos, sino que continúa con la ayuda a otras nacionalidades. Por eso, casi todas las áreas de la ONG -Juventud, Extrema Vulnerabilidad, Inmigración, Empleo o Comunicación- trabajan para cubrir las necesidades de las personas, en pleno proceso de selección para contratar a más personal.

La fuerza de 32 voluntarios, «importantísima». La labor de las ONG no sería tan extensa de no ser por aquellas personas que, voluntariamente, ceden de forma solidaria sus habilidades y su tiempo para ayudar a otros.

En el caso de Cruz Roja, y solamente para la crisis de Ucrania, están inscritos 32 voluntarios entre intérpretes y otros perfiles. 

«Estamos muy satisfechos con su respuesta, su labor es tremenda y la fuerza del voluntariado es importantísima», destaca Conchi Gutiérrez, quien valora su aportación como una forma de «alcanzar muchos sitios donde los técnicos no llegan». 

Subraya en especial el vínculo que crean los voluntarios con las personas a las que ayudan y el «acompañamiento con un contacto más personal» que llevan a cabo con los refugiados.

El perfil del voluntario en Cruz Roja para la atención a ucranianos es amplio. «Tenemos desde jóvenes de 18 años hasta gente de 60, hombres y mujeres por igual», detalla Gutiérrez.

Protección temporal. Por el momento, han llegado a la provincia 236 desplazados ucranianos en situación de protección temporal a raíz de la guerra que asola su país, según el último dato facilitado por el Ministerio del Interior. La directiva europea sobre protección temporal permite automáticamente a los ucranianos desplazados residir, trabajar o estudiar en la UE un año prorrogable hasta tres, sin tener que solicitar asilo.