Disputan en Palencia porque otros árboles del parque han de talar, pero esto a menudo quienes lo defienden lo ven como una urbanística necesidad o incluso porque son peligrosos... Necedad: nuestra legislación. Imposible es vivir sin peligro alguno. Ir bajo árboles implica que el viento o su edad pueden tumbarlos o desprenderse ramas, lo que muy rara vez sucede con alguien debajo y, si así ocurre, debería saber que es más prudente ir por donde no hay cobertura vegetal. Salvo casos evidentes, no es excusa para talar lo plantado por otros hace años, verde que llena de sombra el ardor del verano, aire respirable y fresco, como en nuestras vegas. Pero no es raro que en castellanas tierras, donde tan hermosos son los trigales y las lomas peladas, haya también vegas frondosas. Yo sufro cuando talan la vera de la carretera y dejan pelados los paisajes los amigos del desierto pues prefiero Europa al africano Sáhara y, bien sean choperas, bien sean pinos u otras florestas, a veces fructíferas, llenan de belleza los horizontes. No sé por qué no se siembran en nuestros parques nogales o castaños, como manzanos y perales, que también, además, dan flores.
 Ya he visto en Madrid recoger naranjas verdes gentes que parecían pobres; mejor que puedan recoger alimentos sanos a escarbar en los cubos de basura, como cada vez más sucede. Vergüenza de nuestra sociedad que ha llegado a tales extremos, ya antes del coronavirus.
Aunque el árbol del bien y el mal tiene muchos lados, como el árbol de la cruz, que algunas tradiciones decían era un vástago del otro, muchos amamos la madera y la resurrección, las torres que desde la tierra con verdura y follaje se elevan y que las plegarias alzan cuando susurran con el aire, cuando caen amarillas en el otoño, como oro que reposa apaciguado en cada alma, recordando la fugacidad de la existencia. Sí, pero también pudiéndola mirar con fe y por tanto con esperanza, desde la eternidad. Sub specie aeternitatis -decía Spinoza- mira el sabio, es decir, con el punto de vista de la totalidad o de Dios...
Si cortan un árbol, que planten a cambio siete. Castilla también es verde.