El Ayuntamiento, a través de la concejalía de Obras, ha comenzado la instalación de 13 reductores de velocidad, también conocidos como lomos de asno, que se repartirán en cuatro vías de la ciudad con el fin de lograr el calmado del tráfico. Concretamente, las primeras labores de fresado de la calzada se han llevado a cabo en la avenida de Ramón Carande, donde se instalarán cinco de estos elementos, y se continuará por el Paseo de La Julia, la calle de San Juan de la Cruz y el Camino Viejo de Husillos, con cuatro, tres y un badén, respectivamente.

Esta medida ha coincidido con la reducción del límite de velocidad en la ciudad que entró ayer en vigor. La edil de Tráfico, Carolina Gómez; el jefe provincial de Tráfico, Fernando Alonso; y el inspector jefe de la Policía Local, Juan Manuel González Becerra, explicaron los cambios que la nueva Ley de Tráfico supone para la ciudad.

«Para que estas limitaciones sean efectivas y logremos una ciudad más amable, se están poniendo algunos badenes para facilitar que los vehículos no cojan altas velocidades y evitar atropellos y accidentes», aseveró.

Por su parte, Fernando Alonso destacó que la medida por la que los límites de velocidad en vías urbanas pasan a ser de 20 km/h cuando calzada y acera estén al mismo nivel; de 30 km/h en las de un único carril por sentido de circulación; y de 50 km/h en las de dos o más carriles, busca «proteger más y mejor la vida de los peatones y reducir el ruido y la contaminación atmosférica».

Finalmente, el inspector jefe de la Policía Local aseveró que «el objetivo es reducir a cero el número de fallecidos por atropello en la ciudad», y matizó que están en proceso de «detectar señales contradictorias». A esto añadió que aunque en estos momentos se está desarrollando una campaña de control de la velocidad de forma conjunta con la DGT -ayer la colocación de un radar móvil tras un contenedor generó muchas críticas ciudadanas en las redes sociales-, no se va a realizar ninguna campaña informativa sobre el nuevo reglamento.