Poner vida en los años de quien ha sufrido un ictus

J. Benito Iglesias
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María Dolores Sanguino, que acude al centro rehabilitador desde Aspaym y convive con esta patología y un diagnóstico previo de esclerosos múltiple, es un ejemplo de superación diaria

Poner vida en los años de quien ha sufrido un ictus - Foto: Sara Muniosguren

El ictus sigue siendo la primera causa de discapacidad grave en las personas adultas, lidera las muertes en las mujeres y es el segundo factor de fallecimiento entre los varones. «Activar el código ictus es clave y  una rápida llegada de la ambulancia, junto al tratamiento de fisioterapia precoz a partir de las 48  horas, logra una recuperación más llevadera y que se obtengan mejores resultados. En suma, tratamos de poner años en la vida de quien sufrió un accidente cerebral», explica a DP Elisa Lezcano, fisioterapeuta de Aspaym, que posee un centro rehabilitador en los bajos del estadio de fútbol Nueva Balastera.

Con motivo del Día Mundial de esta patología, que tiene lugar mañana, y la celebración de la Semana del Daño Cerebral, la entidad del Tercer Sector acerca su trabajo de prevención y el tratamiento que aplica a 135 pacientes en la capital y provincia (55% mujeres y 45% hombres), de los que un 5,2% ha acudido a Aspaym en 2021 tras sufrir un ictus. Esta patología se puede evitar hasta en el 80% de los casos controlando factores de riesgo como tabaquismo, vida sedentaria, consumo de alcohol y drogas, colesterol, hipertensión, diabetes, obesidad y consumo excesivo de sal y grasas.

«Previamente ya me habían diagnosticado esclerosis múltiple y en octubre de 2015 sufrí un ictus y un aneurisma de aorta, que motivó una operación a vida o muerte y una hospitalización de mes y medio. Al salir tuve secuelas y era incapaz de comer, hacer movimientos o caminar. No se sabe bien si era por el ictus o la esclerosis», resume María Dolores Sanguino, paciente de 66 años y jubilada como funcionaria de Educación. «Antes de sufrir el ictus, un día en la cocina se me cayó un vaso de agua al suelo y no le di mayor importancia. Poco tiempo después llegó de lleno y me quedé encajada entre un sofá y un mesa en el salón con un vaso de leche en las manos y la cara totalmente torcida. Mi marido actuó rápido y la ambulancia no tardó en llegar ni cinco minutos», agrega.

Ya han pasado seis años del daño cerebral, la mejoría se percibe pero el esfuerzo de recuperación es máximo. «Tengo que hablar más despacio de lo que pienso porque me atasco. Ando con un bastón y tengo un entrenador personal que me pone ejercicios por videollamada para intentar recuperar el equilibrio y también la fuerza con el tratamiento de fisioterapia. Es una lucha continua, de día a día y hay que ser positivo y no dejarse vecder por la enfermedad», asevera.

Su recuperadora y fisioterapeuta pone la mano sobre el fuego en cuanto a la capacidad de superación de María Dolores Sanguino.  «Lo mejor de pacientes como ella es que son muy constantes y emplean buena parte del tiempo en su recuperación y rehabilitación. Yo le mando ejercicios para recuperar la estipulación en una mano y los cumple a rajatabla», enfatiza.