La consulta post Covid atiende a más de 1.700 personas

Jesús Hoyos
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Las afectaciones más frecuentes son las del sistema nervioso. Este servicio integral de atención fue pionero en Castilla y León en junio de 2020

La consulta post Covid atiende a más de 1.700 personas - Foto: Sara Muniosguren

Dolores musculares, cansancio, mareos o falta de estabilidad. Las secuelas que sufren los hospitalizados por Covid, por un lado, y las afectaciones que experimentan a posteriori quienes han padecido la enfermedad, por otro, son dos de las muchas consecuencias de la pandemia de coronavirus. La provincia fue pionera en Castilla y León en un tratamiento hace dieciséis meses a través de la consulta post Covid del Complejo Asistencial Universitario de Palencia (Caupa).

Cristina Sánchez del Hoyo, especialista en Medicina Interna y responsable de esta consulta integral, detalla a Diario Palentino que, desde el 22 de junio de 2020, cuando se puso en marcha este servicio, ha atendido a más de 1.700 pacientes (casi el 7% de los que lo han pasado) y llevado a cabo más de 2.100 revisiones. «Hay algunas personas, pocas, a las que en la primera visita les doy el alta; pero la mayoría tiene alguna revisión pautada», explica.

Cuando comenzó con la consulta, pensó que iba a verla «nacer y morir», pero, a medida que iba pasando el tiempo, fue descubriendo secuelas nuevas y otras que no esperaban porque al principio creían que sería una enfermedad«puramente respiratoria», recuerda, para poco después, registrar las primeras afectaciones del sistema nervioso. Durante este año y medio, «todos hemos ido aprendiendo a manejar a estos pacientes», comenta.

Su consulta pasa ahora por un momento más tranquilo ya que los picos de actividad en ella coinciden con las olas de mayor incidencia de la pandemia. «La peor fue la tercera -recuerda-. Ya parece que estamos un poco más recuperados. Es verdad que esta quinta ola no ha sido grande en cuanto a hospitalizaciones. Aun así, siguen viniendo nuevos pacientes a la consulta porque el hecho de tener secuelas no tiene tanto que ver con la gravedad de la infección como con factores probablemente genéticos, así como el género, la edad y una susceptibilidad que no conocemos. No tiene por qué ser directamente proporcional a la gravedad de la fase aguda de la infección», insiste.

Sánchez incide en la necesidad de distinguir entre secuelas y síndrome post Covid o Covid persistente. «Las secuelas las puede tener un paciente que ha ingresado en UCI, ha estado inmovilizado mes y medio y tiene una traqueotomía. Esa persona puede tener una neuropatía del paciente crítico. Es decir, ha estado sedado y tumbado, ha perdido  masa muscular y puede sufrir una afectación de los nervios. O tener una parálisis de las cuerdas vocales por haberle hecho ese procedimiento. Eso no es síndrome post Covid, sino secuelas de haber estado en la UCI», subraya.

Covid persistente. Este síndrome es «más complejo». «Es algo multiorgánico. Existe una inflamación que unas veces podemos ver y otras no, con consecuencias generales: mucha astenia, fiebre, dolores de cabeza, afectación de diferentes órganos...», explica. Además, no se relaciona con haber estado más o menos grave en la fase aguda de la enfermedad. «De hecho, muchos se enteran de que son positivos por un contacto y no tienen síntomas, pero después se encuentran fatal», añade la internista.

Las principales secuelas que Sánchez ha visto en su consulta son dolores musculares, astenia (cansancio), fatiga y afectación del sistema nervioso. «En cuanto a la fatiga, es una falta de aire subjetiva porque las secuelas pulmonares son anecdóticas, prácticamente no existen», detalla. Respecto al sistema nervioso, es lo que más ha visto y su afectación es «amplísima». Va desde dolor de cabeza hasta dolores de los nervios periféricos «que la gente piensa que son dolores musculares, pero realmente no lo son».

También afecta al sistema nervioso autónomo. «La gente cuenta que se marea, que no tiene estabilidad, que de repente tiene mucha sudoración. Es el descontrol de funciones involuntarias del cuerpo», explica Sánchez, quien señala que la pérdida de gusto y olfato también es algo nervioso. «Preocupa mucho a la gente porque es algo muy tangible en el día a día. Sobre eso no podemos hacer nada, los que llevan más de seis meses se les deriva al otorrino para que les hagan pruebas, pero todas dan bien porque es algo neurológico y esto es lo más difícil de recuperar», aclara.

Además, después de sufrir una infección viral grave, a algunas personas se les ha desencadenado otra enfermedad diferente, pero no han visto, de momento, una afectación directa del virus sobre un órgano concreto. Sí se han producido reingresos, principalmente por sobreinfección bacteriana del pulmón y por tromboembolismos pulmonares, una secuela «frecuente».

El Covid también empeora patologías previas, como enfermedades respiratorias en un pulmón de fumador crónico o, sobre todo, alteraciones osteomusculares y nerviosas. Sánchez señala el ejemplo de hernias discales y lumbalgias que, como tales, no se agravan, pero sí la sensibilidad y sensación de dolor. 

Respecto al tiempo que tardan en desaparecer, también depende «probablemente de esos factores genéticos». En su consulta tiene actualmente un número pequeño de pacientes que arrastra desde junio del año pasado, pero «no es lo normal». Esa variabilidad ha afectado incluso en la vacuna, con pacientes a los que les han desaparecido los síntomas del Covid persistente y otros que los han visto agravados.

Los pacientes que reciben desde el hospital, consultorios y centros de salud se dividen en dos perfiles. El primero es el paciente mayor que ha estado ingresado, que peor se ha puesto y su proporción de hombres y mujeres es la misma. En el segundo, que no ha llegado a ponerse tan malo, predominan las mujeres, con una edad media de entre 40 y 50 años. «Sabemos que la inmunidad es más susceptible en mujeres y en ellas son más frecuentes las enfermedades autoinmunes», recuerda.

 

Atención individual. Que la atención esté muy individualizada «siempre es importante». «Es verdad que, cuando ves muchos pacientes, conoces el patrón pero cada persona reacciona de forma diferente. Aun así, aprendes a discernir entre los síntomas a los que hay que dar más importancia», señala.

«En medicina siempre decimos que no tenemos enfermedades sino enfermos. En este caso, más todavía porque no teníamos ninguna guía de actuación», explica.

«Estamos cansados, pero como todos. El año pasado pensábamos que esto iba a durar menos y teníamos mucha energía. Nos hemos relajado y así se ha compensado el nivel de estrés. Somos unos privilegiados porque nunca nos ha faltado trabajo y hemos podido ser parte de la solución», reconoce. 

De todo este tiempo, destaca que la vacuna ha sido «una esperanza» y subraya la importancia de haber aprendido a «trabajar más en equipo» entre distintas especialidades. «Hasta el punto de ayudar a vestir y desvestir a un compañero», añade. 

Por el momento, siguen llegando pacientes. «La consulta se mantendrá mientras siga siendo necesaria. He tenido una dedicación exclusiva y espero que pronto pueda ser a tiempo parcial», concluye.