Fin a 29 días de ayuno diurno en pandemia

Rubén Abad
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Los 2.000 musulmanes que residen en la provincia despiden hoy el Ramadán, una celebración que este año comenzó el pasado 12 de abril

Fin a 29 días de ayuno diurno en pandemia

Unos 2.000 seguidores de la fe islámica residen en territorio palentino: entre 400 y 600 en el centro de la provincia, unos cien en la Montaña Palentina y el resto en la capital y su alfoz. Una comunidad que llegó a Palencia buscando un trabajo, una estabilidad y un futuro que no encontraba en sus lugares de origen, y que se ha integrado de lleno en la sociedad palentina.


Para todos ellos hoy es una fecha especial. Tras 29 días de ayuno diurno el Ramadán toca a su fin. Casi un mes que «no solo consiste en no comer ni beber, sino que es un estilo de vida, donde no hay que enfadarse, no hay que ser mal hablado, hay que respetar, hay que ser generoso y dar todo lo que uno pueda y, sobre todo, rezar y ser agradecido con Dios». Así se lo explica a Diario Palentino Walid Oubrahim, un chaval de 25 años residente en la pequeña localidad de Quintanadíez de la Vega.


Un Ramadán este de 2021 muy diferente a lo que acostumbra, pues ha estado condicionado por la pandemia, por las limitaciones de aforo y por el toque de queda. «Lo hemos vivido más apartados de la familia y de los amigos de lo que estamos acostumbrados, pero hay que hacerlo por responsabilidad frente a la Covid», manifiesta el joven, que lleva 13 años en España y actualmente trabaja en la industria de la maquinaria agrícola.

Fin a 29 días de ayuno diurno en pandemiaFin a 29 días de ayuno diurno en pandemia


En este mes tampoco ha podido reunirse en la mezquita de Saldaña como acostumbra, que si bien permanecía abierta tenía un aforo muy reducido. En estos últimos días, desde que finalizó el estado de alarma el pasado domingo, han regresado, pero extremando las precauciones para evitar posibles contagios por Covid.


«Es el mes en el que descendió el Corán sobre nuestro profeta. Lo que se hace ahora, no es solo para cumplir durante el Ramadán y olvidarse, sirve también para que estas costumbres se nos peguen, seamos capaces de quedarnos con lo bueno y hacerlo durante todo el año», manifiesta Oubrahim.


Lo que sí se ha mantenido es la energética cena con la que los musulmanes rompen el ayuno diurno, para la que preparan suculentos manjares propios de sus lugares de origen propios de estas fechas.


Por ejemplo, en la mesa no puede faltar el chbakia, un pastel de miel típido de Ramadán, así como el té, la carne asada o el pescado. Tampoco pueden faltar los dátiles, muy importantes para los seguidores de Alá durante estas fechas. «Todos estos alimentos nos sirven para recuperar la fuerza que nuestro cuerpo necesita tras todo un día sin ingerir ni un solo bocado», enfatiza Walid Oubrahim.