Editorial

La década 'prodigiosa' de una empresa puntera y sólida

DP
-

En una década ha incrementado la producción, las inversiones y la plantilla

Cuando una mercantil está al borde de la ruina y peligran tanto su producción como su plantilla, amén de la desaparición de los beneficios económicos que antes revertían en el lugar donde está enclavada, se desatan todas las alarmas y en no pocas ocasiones comienza una búsqueda por administraciones, entidades financieras y otras empresas del sector con capacidad de absorción, de cara a evitar lo peor.  El goteo de noticias negativas al respecto, los problemas que surgen en el día a día a medida que la situación se vuelve más negativa, los intentos fallidos de solución, las movilizaciones, los despidos temporales y definitivos y el enrarecimiento del ambiente tanto dentro de la firma como en el entorno sindical y social acaba desembocando en una sensación cada vez más peligrosa de incertidumbre y angustia. Es mucho lo que está en juego y ya se sabe que con las cosas de comer no se juega. Por eso, tras haber asistido a la gravedad de la situación en la empresa palentina SEDA Solubles y haber dado cuenta del proceso, la compra de su unidad productiva por parte de la multinacional Olam Internacional, radicada en Singapur, que este rotativo adelantó hace diez años, fue un verdadero acontecimiento.

Pero, lo mejor de todo, es que una década después las noticias son positivas. La ahora llamada SEDA OFI ha aumentado un 44 por ciento su producción, pasando de las 9.000 a las 13.000 toneladas; su plantilla ha crecido de los 252 a los 308 trabajadores, de cuatro nacionalidades distintas y mujeres en un 29 por ciento; ha acometido inversiones para renovar la maquinaria, las instalaciones y los bienes de equipo, además de fomentar las sinergias con otros elementos de la industria agroalimentaria palentina, sin olvidar la investigación y la búsqueda de productos que lleguen a todo tipo de consumidores. A día de hoy, esas trece mil toneladas se traducen en unos 6.500 millones de tazas de café al año, con lo que podría proporcionar una a cada habitante del mundo.

Es para congratularse porque la empresa está radicada en la capital palentina (fábrica de café soluble) y en Villamuriel de Cerrato (centro logístico de envasado), además de tener unas oficias comerciales en Madrid. También lo es porque ha propiciado la apertura de un Aula del Café para la formación, la divulgación y la constante modernización en un sector competitivo, que va ampliando sus posibilidades. Y lo es, asimismo, porque cumple los más altos estándares en producción, suministro y sostenibilidad. Por supuesto, cabe alegrarse de que la mercantil se salvara del naufragio y figure en la actualidad entre las más punteras y sólidas del mercado. Ojalá hubiera solución siempre en casos así.