Juanma Terceño

El hecho gastronómico

Juanma Terceño


Vino en conciertos

29/06/2022

Acudíamos el domingo, por fin, tras dos años de aplazamientos, al concierto de Tom Jones en Madrid dentro del ciclo Las Noches del Botánico. Así que la motivación para ver al veterano Tigre de Gales era mayúscula, como podrán imaginar.
Además, teníamos claro que al entrar íbamos directos al food truck de Santerra, restaurante madrileño dirigido en los fogones por el joven Miguel Carretero, galardonado entre otros muchos reconocimientos, la mejor croqueta del mundo en 2018, o en 2020 mejor escabeche de Madrid Fusión. Por lo tanto, se avecinaba un muy buen plan: magníficas croquetas y conciertazo.
A priori, sólo faltaba un detalle para redondear la sesión. Acudimos cada año a algunos conciertos de estas Noches del Botánico, y a la hora de beber algo, como en tantos y tantos eventos similares, las opciones se reducen a cerveza de las marcas patrocinadoras, refrescos, destilados, a veces algunos cócteles, y en vino tintos de verano, sangrías o kalimotxo con vinos peleones… la cruda realidad.
Casi resignados, tras recoger nuestras croquetas, mientras nos preguntábamos aquello de ¿qué bebemos?, se abrió un auténtico oasis, con un espacio entero dedicado al vino, en el que, además a precios comedidos, se podía acceder a una atractiva oferta de vinos espumosos, blancos, rosados, tintos… en esta ocasión de las distintas bodegas de la firma Codorniu. ¡Maravilloso!
Poco nos importó que las copas fueran de plástico, evidentemente el cristal en estos eventos no es de recibo, pero qué alegría nos dio poder disfrutar de una botella de buen cava con nuestras croquetas antes de acceder al concierto. Ojalá se normalice y no falte un espacio para el vino de calidad en conciertos y saraos multitudinarios y, más si, como fue el caso, se puede adquirir a precios populares, o al menos no desorbitados. Por supuesto, cola en la barra para pedir y el espacio lleno de personas que disfrutaban tranquilamente de nuestra bebida favorita, camareros diligentes a los que no les hubiera venido mal una pequeña formación para aprender a abrir correctamente las botellas y un servidor disfrutando de la cuadratura del círculo; ¡buena compañía, magníficas croquetas, mejor concierto… y buen vino!
Sin duda, no le pude pedir más al domingo.