Las escuelas infantiles privadas se ven abocadas al cierre

Carlos H. Sanz
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Más de 150 centros de la región, una decena de ellos de Palencia, han constituido una asociación para reclamar a la administración una fecha de reapertura y las medidas de seguridad a seguir

Las escuelas infantiles privadas se ven abocadas al cierre - Foto: Óscar Navarro

Un futuro incierto que amenaza su supervivencia. Esta es la situación que padecen las escuelas y centros infantiles privados de 0 a 3 años de la provincia, sobre los que se ciernen las consecuencias de un confinamiento que obligó a cerrar todos estos negocios, y la incertidumbre de no saber cuándo podrán volver a abrir sus puertas de nuevo ni en qué condiciones.

Así lo explica Mónica Santamaría, gerente de CreAciendo, uno de los 10 centros de la capital y provincia que se han sumado a la recién creada Agrupación de Escuelas y Centros Infantiles (Aecip) de Castilla y León, que agrupa a más de 150 empresas, entre las que están las palentinas La casa, Primeros pasos, Campos Góticos, Villandrando, Los pitufos de la Vega (Saldaña), Enclave de sol, Érase una vez, El gusanito y Punto y Coma, además de la antes citada. 

Diez centros que, hasta el cierre decretado con el estado de alarma, daban trabajo a 60 personas, entre trabajadores fijos, eventuales y autónomos, y que ahora ven peligrar la continuidad de sus negocios si no se articulan medidas con urgencia.

«El día 14 de marzo, el Gobierno decretó el estado de alarma y obligó a todos los centros educativos a cerrar; desde ese momento, nos sumimos en un estado de incertidumbre total a la espera de que comenzara la desescalada», rememora Mónica Santamaría, portavoz de este grupo de empresas palentinas. 

Cuando el 28 de abril, el Ejecutivo anunció la suspensión de la educación presencial en colegios, institutos y universidades hasta septiembre, sí dejó la puerta abierta a que los centros de 0 a 6 años pudiesen reabrir en la fase 2 de la desescalada. 

Ese anuncio fue matizado por la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León el 20 de mayo, cuando descartó el regreso a las escuelas infantiles públicas, pero dejando abierta la posibilidad de que los centros privados retomasen su actividad con la fase 2.

Ese día, si no hay cambios, será el 7 de junio, y a fecha de hoy, de lo que se quejan estos 10 centros palentinos y el resto de la región que se han agrupado en Aecip, es de que no tienen ningún tipo de información sobre cómo y en qué condiciones pueden volver a ofrecer sus servicios a la ciudadanía.

«No tenemos ningún tipo de información sobre cómo y de qué manera podremos abrir. Lo que sí tenemos claro es que es inviable que puedan respetarse las medidas de seguridad y el distanciamiento en el colectivo con el que trabajamos, el de los niños de 0-3 años, dado que el trabajo profesional debe desarrollarse a través del contacto físico y la cercanía», recalca la portavoz de estos 10 centros. 

A eso se suma que a poco más de una semana, no existe un protocolo de seguridad e higiene por parte de las administraciones. «Somos nosotros mismos, los que estamos elaborando un programa de medidas que consideramos válidas dentro de nuestros centros», especifica Mónica Santamaría.

«Además, no sabemos aún la ratio de niños que podremos tener en nuestros centros, un dato esencial para controlar las medidas de seguridad, pero que [si es demasiado baja] no llevará a una situación económica inviable para nuestros centros», añade.

La portavoz de estos 10 centros palentinos tiene claro que ante estas circunstancias, «las escuelas infantiles privadas están abocadas al cierre por una situación económica insostenible», una situación que han trasladado ya al Procurador del Común, que se ha «sensibilizado» con su situación y ha valorado «la labor social de conciliación que realizan». 

una solución. Esta situación ya está también en conocimiento de la Consejería de Educación y Familia, de quien solo han recibido «comprensión»; y de Sanidad, a quien esta asociación regional ha solicitado un protocolo de actuación en caso de apertura de los centros. 

«A fecha de hoy, desconocemos si Sanidad determinará si nuestros centros pueden abrirse o no en función de la situación de emergencia actual, ni disponemos de un protocolo de seguridad e higiene adaptado a nuestras circunstancias, no sabemos la ratio que podremos tener ni este verano ni para septiembre», recalca Mónica Santamaría. 

Y todo esto mientras es época de matriculaciones para el próximo curso y ya se debería estar planificando las acciones de ocio y conciliación para el verano. «Estamos asistiendo con incredulidad, desconcierto y preocupación creciente al desarrollo de la desescalada en la cual no nos vemos incluidos. Tenemos la sensación de que no se ha tenido en cuenta a la infancia desde el minuto 1 y ahora vuelven a ser los grandes olvidados», manifiesta la portavoz de este grupo de centros palentinos.

«inviable». Ante esta situación, lanzan un mensaje a las administraciones para recordarles que «detrás de cada centro hay educadoras, que actualmente se encuentran en un ERTE, esperando poder volver a sus trabajos y no perderlos». «Desde la Consejería de Familia se nos trasladó que nuestra labor era necesaria en la conciliación, más aún cuando las escuelas infantiles públicas no van abrir. Nosotros estamos dispuestos a asumir ese reto, pero necesitamos unas condiciones, unos protocolos y material para garantizar esa conciliación», insisten.

En este sentido, creen que la bajada de las ratios, que en algunas Comunidades se han fijado en los cinco alumnos por educador o aula, son «inviables económicamente» si no hay ayudas por parte de la administración. «No podemos mantener sueldos y gastos fijos. Si tenemos que sacar a las educadoras del ERTE para que estén con cinco niños, ¿cómo las pagamos? Es la pescadilla que se muerde la cola», sentencia su portavoz.

 

«No podemos evitar el tener que coger a los niños»

Más allá del impacto en el sector, las otras damnificadas son las familias, que tienen que hacer encaje de bolillos para conciliar la vida laboral y familia. «Tenemos padres que aunque tienen mucho miedo a lo que está pasando, no tienen dónde dejar a sus hijos mientras trabajan. No podemos darles ni siquiera una respuesta de cuándo podrán traerlos de nuevo a los centros porque no tenemos información ni para decirles ni sí ni que no», explica Mónica Santamaría.

Aunque las empresas están desarrollando sus propios protocolos, recuerdan que trabajan en un colectivo «en el que la cercanía y el contacto físico son necesarios». 

«Todas estamos intentando hacer un protocolo adaptado a cada escuela a partir de unas medidas base como son regular la entrada de los niños descalzos de zapatos, toma de temperatura, etc... y luego adaptar la situación a cada centro», recalca la portavoz de este grupo de centros.

«Un niño de 0 a 3 años, además de tener que acostumbrarse a vernos ataviadas con mascarillas y equipos de seguridad, no podemos decirle no te puedo coger, no te acerques... No podemos evitar coger a un niño, tenemos que cambiarles, ayudarles en el baño, darles de comer... Podemos estudiar de qué manera reducir los contactos entre ellos, pero con nosotros es inevitable», sentencia Santamaría.

«Además de la seguridad física del niño, está la emocional, y tenemos que contemplarla en todo momento. No podemos prescindir de la conexión de los pequeños con su educadora porque al final somos como una parte de su familia...», finaliza.