Este fin de semana, los amantes de los dulces artesanales tiene una cita ineludible, y es que celebra la cuarta edición de la muestra Dulzura en clausura, una oportunidad única de adquirir en un mismo espacio -el hall del Seminario Mayor- productos elaborados por las religiosas de vida contemplativa de la Diócesis.
La madre superiora del Monasterio de Nuestra Señora de Alconada, Mónica Vaquero, destaca de esta muestra que es, entre las que se celebran en distintas diócesis, de las pocas «donde el 90% de los puestos está atendido por las propias hermanas que hacen los dulces». Asimismo, valora de la iniciativa que, al darse cita diferentes comunidades, es la manera de «encontrarse, de convivir, de compartir» entre ellas, sin olvidar que «propicia el conocimiento de los dulces de los monasterios entre el público, ya que algunos están en el medio rural, y esta es la única manera que tiene mucha gente de comprarlos». Explica que este año la novedad que presentan estas cistercienses son los mantecado de aceite de oliva (esta sustituye a la manteca de cerdo).
En esta cuarta edición de Dulzura en clausura se estrenan las carmelitas descalzas del Convento de la Santísima Trinidad de Carrión de los Condes, cuyo obrador funciona desde mediados de octubre. Explica que su especialidad son los canutillos y las delicias de Teresa, que es una receta peruana, así como las flores, pastas, magdalenas abizcochadas o las trufas. La repostería es una fuente de ingresos «importante» para esta comunidad «joven» que «tiene que buscarse un medio de vida para poder hacer frente a los gastos de la Seguridad Social», señala Lourdes de María Inmaculada.
También participan en la muestra las dominicas del monasterio de Nuestra Señora de la Piedad, en Palencia, cuya presencia «es una oportunidad de comunión entre los monasterios; puede ser, es verdad, una aportación económica por las ventas y, sobre todo, es una ocasión para dar a conocer, descubrir o que sea más visible el ingrediente secreto que tenemos en la repostería artesanal, que se llama Jesús», afirma sor Sara, responsable del obrador. Este hace 36 años que funciona, tiempo en el que «ha ido evolucionando y, poco a poco, mejorando en determinadas cosas, también añadiendo productos nuevos, como la bombonería y los canapés». En su puesto se puede ver, especialmente, productos de la campaña de Navidad, como distintos tipos de turrones, mazapanes, polvorones, ánguilas.
En esta cuarta edición de Dulzura en clausura participan siete monasterios, entre ellos el de las clarisas de Santa Clara de Carrión de los Condes. «Necesitamos una ayudita y por eso venimos. Aunque estamos en el Camino de Santiago, la repostería no es lo que más significado tiene para los peregrinos», comenta sor María Inmaculada San Millán. A la muestra acuden con, entre otros dulces, pastas de limón y de nata, almendrados, amarguillos, tortas de Santa Clara, rosquillas de palo, virutas -que «son un clásico y lo primero que desaparece». La repostería de los conventos siempre ha tenido fama «porque se utilizan materias primas de calidad, no metemos nada camuflado. Y la mano, después del rezo y de la liturgia nos dedicamos a eso y no nos importa media hora más o media hora menos como a un obrero que tiene su jornada», comenta.
Dulzura en clausura puede visitarse en el hall del Seminario Mayor (calle del Cardenal Almaraz) hoy de 11 a 14 y de 17 a 20,30 horas; y mañana de 11 a 14 horas. Participan los monasterios:
Santísimo Salvador y Santa Brígida, de Paredes de Nava
Nuestra Señora de Alconada, de Ampudia
Santa María y San Andrés de Arroyo, de San Andrés de Arroyo
Ntra. Señora de la Consolación, de Calabazanos
Santa Clara, de Carrión
Nuestra Señora de la Piedad, de Palencia
Santísima Trinidad, de Carrión