José Javier Terán

El rincón palentino

José Javier Terán


El qué se dice

30/11/2022

A la vista de los grandes titulares informativos y la gran profusión de información que la funesta guerra de Rusia contra Ucrania viene proporcionando desde hace meses a los medios de comunicación en nuestro país –igual que ha ocurrido en el resto del mundo-, cabría preguntarse, aunque sólo fuese de refilón, que de qué estarían hablando estos medios cada uno de los días si no tuviesen tan a mano esta guerra y las consecuencias colaterales que está produciendo, con tantos puntos informativos como ha venido arrastrando y aún lo sigue haciendo.
Bueno, pues seguro que habrían encontrado materia para sus grandes titulares en aspectos tanto políticos, como económicos –por apuntar sólo algunos- de nuestro entorno más próximo, profundizando luego en sus argumentaciones y poniéndolas en relación con lo que estaba pasando en el resto de Europa y, por extensión, de la mayoría de países del mundo. 
Y que estábamos realmente mejor, económicamente hablando, porque ya nos íbamos recuperando de la crisis propiciada por la pandemia del covid –que, dicho sea de paso y a otro nivel, también reportó grandes titulares y horas y horas de información- y que comenzábamos a afrontar una serie de retos de una cierta ambición. 
Pero hete aquí que ahora y sin solución de continuidad, por efectos de esta guerra la economía nacional -la europea y también la de medio mundo más-, ha vuelto a sufrir un parón de consecuencias nefastas e imprevisibles, porque estamos hablando ya del suministro de materias primas, como es el caso del cereal desde Ucrania o el gas desde la propia Rusia.
Total que, en este mundo nuestro tan globalizado, de las grandes tecnologías del siglo XXI y de la difusión de la información a nivel mundial en el minuto mismo de producirse, siempre parece ocurrir algo que da al traste con cualquier previsión establecida, y rompe barreras y colapsa la economía nacional, la europea e incluso la de medio mundo, sin posibilidad de detener esta caída.
Es como si nunca lográsemos un asentamiento claro y efectivo de nuestra economía, y siempre tuviésemos que andar reconquistándola para tener un desarrollo óptimo de nuestro ser y existir.