Con la llegada de las lluvias, el campo ha cambiado totalmente su aspecto y los labradores respiran con alegría después de tanto tiempo de persistente sequía, con unas temperaturas superiores a las normales para un mes de octubre que ha marcado récord en los registros meteorológicos. Dicen que ha llegado muy tarde la necesaria humedad otoñal, tanto para los que recogen hongos como para los brotes de pasto; es lo que los ganaderos denominan otoñada. Al fin llegaron lluvias, imprescindibles para depositar en la tierra unas semillas que aseguren la germinación y emergencia, antes de la llegada de las primeras heladas que el final del otoño nos anuncian la cercanía del solsticio de invierno.
Si el tiempo ha complicado seriamente la sementera, las exigencias de la PAC y subida de todos los inputs: fertilizantes, carburantes y semillas, viene a añadir nuevas preocupaciones en este inicio del año agrícola. Se han sembrado muy pocos guisantes y la colza también ha visto mermado su cultivo. Es una oleaginosa que se debe sembrar en el mes de septiembre y, en este año de sequía extrema, algunos no se han aventurado a exponer unos gastos de inversión sin tener asegurada la humedad suficiente para que esté desarrollada antes de la llegada de las primeras heladas de noviembre. Habrá que esperar a la primavera para siembras de girasol, entre unas cosas para cumplir los compromisos del organigrama de siembras organizado desde los despachos de Bruselas.
En el campo, no sólo se decide la sementera seleccionando los cultivos que el labrador considera idóneos para su explotación. Tiene por delante la cambiante meteorología, a la que está acostumbrado. Sin embargo, estamos en un momento decisivo para el futuro de la economía agraria, ya que el profesional está condicionado a los compromisos medioambientales del ecologismo moderno que priman sobre los puramente económicos y productivos. Unas exageradas normas de abonado para proteger la fauna, la flora y normativas de bienestar animal del veganismo urbanita psicopatológico, sobre el bienestar de la familia agrícola y el medio rural donde se desarrolla la acción.