El joven de 34 años Carlos Guijas dejó hace cuatro su Torquemada natal para instalarse en Estados Unidos, donde actualmente trabaja como científico en una empresa farmacéutica de San Diego (California). Como residente permanente en aquel país tiene los mismos derechos que un ciudadano americano salvo el voto, aunque está siguiendo muy de cerca la campaña electoral que decidirá el inquilino de la Casa Blanca para los próximos cuatro años.

EEUU es un país con poco apego a la política, en el que apenas vota la mitad del electorado (55% en las última convocatoria). Sobre los candidatos, asegura que todas las encuestas dan como ganador a Biden, si bien Trump era el gran favorito antes de la pandemia, pero ha pagado «su mala gestión» de la crisis. Del candidato republicano asegura también que «desde España se tiene una imagen bastante caricaturesca a la que él mismo contribuye por su excéntrica forma de ser, excesos verbales y absoluta falta de modales». Sin embargo, precisa que el país estaba en «mínimos históricos de desempleo» antes del Covid y que ha sido el primer presidente «en muchos años» que no ha iniciado una guerra.  «Incluso se ha reunido con el líder norcoreano Kim Jon Un», enfatiza.

Más allá de los hechos, Guijas aventura una victoria amplia de Biden, aunque no tanta como pronostican las encuestas. «Cuando Trump llegó al poder todos pensaban que iba a haber una tercera GuerraMundial; ahora, si pierde, puede irse a su casa o a jugar al golf y ya está», afirma.

En relación al bipartidismo estadounidense y el tope de ocho años en la presidencia, cree que ambas peculiaridades hacen que el sistema sea «más robusto». No obstante, señala que hay estados «donde todo el pescado está vendido» como los demócratas California y Oregón o los republicanos Texas y Utah. «Las elecciones se dirimen en unos pocos estados donde hay variación entre unos elecciones y otras como Ohio, Florida o Pennsylvania. Todo se juega allí y por eso los candidatos centran toda su campaña en ellos», subraya.

En cualquier caso, ambos partidos deben dar respuesta a las demandas de los ciudadanos en un país que acoge cada año a un millón de nuevos inmigrantes y en el que se da una gran importancia a la economía. «Demandan, sobre todo, puestos de trabajo, y que estos estén bien remunerados», explica Guijas, quien asegura que nunca ha sufrido episodios de racismo o xenofobia por ser español, si bien vivir en una gran ciudad y ser europeo y no latinoamericano, ayuda.