Luis Ángel González Aguado nació en el pueblo de su padre, Autillo de Campos, en 1960, aunque muy pronto la familia se trasladó al de su madre, Mazariegos, y fue en este último donde pasó su infancia y asistió a la escuela. Él se siente parte de ambos, aunque hace tres décadas compró la casa de los abuelos en el primero de ellos y es allí donde pasa los fines de semana, gran parte de las vacaciones y unas cuantas jornadas más. «Además, en mi familia ejercen de autillanos, aunque también tengo muy buenos amigos en Mazariegos», explica.

De niño no se planteó ser maestro; ni siquiera sabía bien qué quería ser al acabar el COU, pero en el servicio militar dio clases de alfabetización y comprobó que aquello le gustaba, así que, de vuelta a Palencia, estudió Magisterio. No le defraudó la carrera, como no lo ha hecho  después el ejercicio profesional, aunque le haya llevado a destinos alejados y le haya hecho cambiar de centro y de compañeros: siete colegios en treinta y cinco años. 

Podían haber sido más, ciertamente, pero no son pocos. «En todos ellos he estado bien, incluso si ha habido alguna experiencia peor que otra, he sacado algo positivo», asevera. Así las cosas, nuestro protagonista no se arrepiente del camino escogido. Y es que enseñar una materia, educar en valores y en habilidades sociales y contribuir al crecimiento y al desarrollo de los más jóvenes es gratificante. 

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