«Hay falta de respeto y educación. Todos sabemos que mientras estás contratado eres un número de Sacyl, pero a día de hoy nos están tratando como a cabezas de ganado y es lamentable. Eso pasa en este hospital aunque me consta, por lo que hablo con otros compañeros, que ocurre lo mismo en el resto de Castilla y León», resume con vehemencia Begoña Crespo, enfermera con una dilatada trayectoria profesional y contratos temporales encadenados en el Complejo Asistencial Universitario de Palencia (Caupa), salvo un período de cuatro meses con un contrato en Santander.

Una de las gotas que ha colmado el paso se refiere a la finalización de contratos derivados de las demandas y necesidades de la pandemia el 31 de enero. «Ya noté cosas raras en 2017 tras mucho tiempo de trabajo aquí y, después de un año fuera de España, volví y la situación era mucho peor. Al finalizar diciembre se decidió con solo dos días de margen que este tipo de contratos se prorrogaban un mes más. Luego,  a fecha  de 30 de enero, mis compañeros y yo -aunque en mi caso el contrato temporal es distinto al de las necesidades del covid- desconocíamos oficialmente si  el 1 de febrero íbamos a estar trabajando o no», concreta.

Al respecto, la enfermera aclara que no quiere achacar la inseguridad laboral de los sanitarios al departamento de personal, supervisoras o dirección de Enfermería. «Ellos no tienen culpa de nada porque están igual que yo u otros compañeros», significa, al tiempo que denuncia que «el problema viene de arriba, de los gerentes de Sacyl, que no sé si toman decisiones mal, pero que lo hacen tarde es seguro». Begoña Crespo apunta que antes la inseguridad  laboral en el ámbito sanitario afectaba especialmente a celadores, técnicos en cuidados auxiliares de enfermeria (Tcaes)y enfermeras, pero que la situación actual ha ido a peor. «Ahora no se libran ni los médicos y estamos todos en el mismo saco. El trato de Sacyl es de falta de respeto y educación y esto nos genera mucha ansiedad», enfatiza.

La profesional de Enfermería considera que al final «quienes pagan el pato son los pacientes» y considera que el sistema público sanitario español «es la envidia de medio mundo». En su opinión, «lo que parece claro es que hay  intereses creados para ponerlo en peligro y que la opinión pública esté en contra de los profesionales, que en  una gran mayoría trabajamos mucho, estamos muy cualifiados, con vocación y excediéndonos en nuestras competencias profesionales».

«Es la primera y última vez que denuncio esta situación como punta de lanza para mis compañeros, que tienen que recoger el testigo. También que los sindicatos se pongan de acuerdo, ya que, de lo contrario, nos quedaremos sin sistema público de salud. Solo pido que los gerentes hagan bien su trabajo y se esfuercen y nos traten con dignidad. Como dije en la pandemia, yo no quería aplausos, sino personal suficiente y equipos de protección individual que no había», critica.

En el ámbito hospitalario, desde el Sindicato de Enfermería, Satse, se confirmó que los 12 contratos por encina de la plantilla considerada tipo -que en primera instancia se hicieron por necesidades de la pandemia en el Caupa- se han prolongado. «Se ha hecho en base a la nueva ley de reducción de la temporalidad, aunque el objeto de la contratación se modifica para ajustarse a la normativa. Se trata de enfermeras que están trabajando ya y atienden necesidades que pueden derivarse de las consecuencias del covid, como listas de espera y que todavía se siguen arrastrando», expuso la secretaria provincial y presidenta de la junta de personal de Sanidad. Sonia Pascual. 

Los contratos aludidos se han realizado hasta el 30 de junio. «Hay 12 enfermeras por encima de la plantilla fijada, pero debería aprobarse la ley de seguridad del paciente dado que son insuficientes. Está bien que la gerencia de Sacyl mantenga estas plazas, pero esta claro es que la cifra sigue siendo muy escasa para las necesidades hospitalarias y, por supuesto, también en Atención Primaria», concluyó.

«Hay un preaviso y se comunica el cese con anticipación», según la gerencia de Sacyl

En una estructura como la que depende de la Gerencia Asistencial Sanitaria de la provincia, con más de 2.500 trabajadores, «se dan muchas circunstancias distintas», como señala su gerente, José Jolín. «En el sistema de sanidad pública el tipo de contratación se hace con unos listados públicos basados en méritos. Cuando hay un cese se realiza un preaviso al trabajador y, en el caso de los contratos temporales, hay una fecha de inicio y una de fin. Si luego se ofertan puestos de  trabajo en poco tiempo, ya sea por una baja o una sustitución, todo el mundo, por la posición que ocupa en el listado, sabe si va ser llamado de nuevo cuando haya una necesidad concreta», asevera.

José Jolín añade que el tiempo para avisar a alguien de un cese en el puesto de trabajo depende del tipo de contrato realizado. «Los hay de días y, en el caso de los de corta duración, tú sabes cuándo empiezas la relación laboral y cuándo esta acaba porque lo firmas, entre otras cosas», indica.

El a su vez gerente del Complejo Asistencial Universitario de Palencia (Caupa), considera que en el ámbito hospitalario existe una plantilla suficiente. «Ahora mismo es adecuada para las necesidades que existen. La pandemia parece que se va resolviendo, pero nunca se sabe y luego puede ser la gripe. Por ello, actuamos en función de cómo puedan ir durante el invierno las enfermedades respiratorias, por poner un ejemplo, y de la misma forma se trabaja  en Atención Primaria. Todos los trabajadores saben que  hay órganos de representación como sindicatos, comité de empresa y junta de personal para vehiculizar sus peticiones», finaliza.