Carmen Casado Linarejos

Epifanías

Carmen Casado Linarejos


Lengua y lenguajes

12/02/2023

Siempre hemos sabido diferenciar ambos conceptos; de modo especial quienes hemos cursado estudios de Filología, pero no es preciso ser especialista para percibir que la intención del hablante se manifiesta en su lenguaje y que hay tantos como percepciones comunicativas de la persona que utiliza una lengua determinada. Al ser este un año en el que se van a celebrar elecciones, los distintos partidos que concurren están ya en un proceso tratando de captar los votos de los ciudadanos. Y esa captación se hace fundamentalmente con palabras, es decir, utilizando un lenguaje que pondere las excelencias del aspirante y deslustre a los rivales. En eso consiste básicamente la campaña electoral de los políticos y se detecta escuchando o leyendo sus mensajes. Parece lógico que los miembros de la oposición ejerzan su derecho a la crítica del gobernante, pero este no lo entiende así y acusa de crispantes a aquellos, llegando a culparles de incitar el odio  Igualmente ocurre cuando un periodista, haciendo uso de su libertad de expresión y en el ejercicio de su oficio, denuncia la mala praxis de algún político, los correligionarios del denunciado acusan al periodista de convertirse en un cazador en busca de un botín o presa. Para reforzar tan endeble argumento, se añade que hay irrupción interesada de algún medio extremista. Más eficaz resulta utilizar eufemismos o circunloquios que traten de ocultar el verdadero significado de las palabras. Por no hablar de «parados» se prefiere la expresión «fijos discontinuos». También se recurre a disfrazar los errores con expresiones que tratan de ocultar. Así, el lamentable acoso a que se sometió a la Presidente de la comunidad de Madrid, en la Universidad Complutense, fue descrito por el Ministro de Universidades, señor Subirats, como «protestas normales en la Universidad». Es torpe intentar tapar los hechos con eufemismos  cuando la realidad es tan evidente que se impone a la manipulación del lenguaje. Solo revela la incapacidad de hacer frente a los hechos y asumir los errores, así como un engreimiento enfadoso por la falta de argumentos que lo soporten.