Alertan del peligro de confiar solo en apps para buscar setas

César Ceinos
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El director de la cátedra de Micología de la UVa, Juan Andrés Oria, desaconseja también recoger especies que afloren junto a instalaciones industriales o en cunetas de carretera

Imagen de archivo de una cesta con ejemplares de setas de cardo recogidos en una zona cercana a Husillos. - Foto: Brágimo (ICAL)

Es tiempo de setas y es bien conocido que todas las especies de hongos no son aptas para el consumo humano. Los entendidos en el tema siempre recomiendan extremar la precaución para evitar intoxicaciones y que una divertida jornada disfrutando de por la naturaleza termine, tras ingerirlas, en el hospital o llegue a ser mortal.

Con el auge de las nuevas tecnologías, Juan Andrés Oria de Rueda, director de la cátedra de Micología de la Universidad de Valladolid (UVa), que tiene su sede en la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias (Etsiiaa) del campus de La Yutera, alerta de que las aplicaciones móviles (apps) que informan a través de una fotografía de si una seta es peligrosa o comestible «no son una garantía absoluta» y pueden darse casos de envenenamientos por seguir a pies juntillas sus dictados. «Cada día, más gente va con el móvil identificando setas y se fía de ellas como si reunieran toda la verdad y nada más que la verdad. No preguntan», asegura antes de poner el ejemplo de una señora que decía que la especie era sabrosa porque lo vio en el teléfono y realmente no lo era. «Venía como apta para el consumo cuando era muy tóxica», señala.

Este experto declara que las aplicaciones pueden servir para conocer cierta información de los hongos que aparecen por el campo, pero no pueden sustituir a una opinión versada, entre otras razones, porque el dictamen depende de una imagen y hay géneros «muy problemáticos». «La misma app admite que los resultados no tienen una probabilidad del 100%», asevera. De hecho, recalca esta recomendación porque «en muchos países hubo un incremento de intoxicaciones» debido a la «confianza ciega» en estos programas.

Asimismo, Oria de Rueda desaconseja recoger cualquier seta situada en las inmediaciones de instalaciones industriales, junto a las vías del tren o en las cunetas de las carreteras. «Aunque sean especies comestibles, se producen envenenamientos porque estos hongos, cuando fructifican, son capaces de concentrar una serie de metales pesados y sustancias venenosas (como herbicidas, disolventes o similares) que están en el suelo», aclara. 

Hace hincapié en este aspecto porque, en ciertas ocasiones, le enviaron alguna fotografía de la seta en cuestión y el problema, realmente, es el entorno en el que ha crecido. «Solo me mandan la imagen y no dicen que está, por ejemplo, al lado de una autovía o en la línea de alta velocidad porque se piensan que quiero conocer sus setales para cogérselas. Puede parecer ridícula esta casuística, pero es frecuente», opina.

Por último, entre las indicaciones del director de la cátedra de Micología aparece la de no recoger setas en una bolsa de plástico. Él aboga por llevar una cesta de mimbre o una caja de cartón. A su juicio, el plástico puede estropear los hongos y que estos, totalmente comestibles, pasen a sentar mal. «Los ven totalmente envasados en las tiendas y piensan que se conservan mejor y no es así», insiste.

CAMPAÑA DE RECOGIDA. Oria de Rueda reconoce que «las perspectivas son más halagüeñas de lo que se pensaba en un principio», ya que donde ha llovido en septiembre han salido setas. «En montes donde ha caído alguna tormenta han recogido ya un montón de amanita caesaria o boletus edulis». Eso sí, admite que no se puede generalizar. «De Saldaña y Osorno hacia el norte sí que había setas, pero en otros lugares no».

Concretamente, la comarca de la Montaña Palentina «es el lugar más productivo y el que se adelanta a la temporada», asegura antes de anunciar que «la clave» para que vuelvan a surgir más setas en esta temporada es la humidificación del monte. «Con las lluvias y unos diez grados menos de temperatura saldrán de nuevo», añade. Algunas de las especies más conocidas de la zona norte son la galamperna (macrolepiota procera), que aparece en los pastos; el hongo bola de nieve (Agaricus arvensis) o varios boletus vinculados a robledales o hayedos. En la frontera sur «una seta que puede seguir saliendo es la amanita caesaria».

En la zona de Páramos, los objetivos más buscados son aquellos que surgen en los pinares. El más famoso es el níscalo, aunque este año «está tardando en salir». También aparecen otros hongos no tan conocidos, por lo que pide respeto para ellos. «Que no los pisoteen», ruega. Por último, en Campos y en El Cerrato «estamos a la espera» de que surga la seta de cardo. «Necesitamos unos 35 litros por metro cuadrado. En algún sitio han caído, pero no en todos», declara.

RETRASO EN EL INICIO. Por último, explica que las fechas de cosecha, por las contingencias climáticas, pueden prolongarse incluso hasta el mes de enero, al igual que en ejercicios anteriores. 

«Es un hecho que salen más adelante. Hace muchos años, octubre era un buen momento para coger setas de cardo porque había una cifra elevada y ahora lo que está pasando es que se está retrasando a noviembre o diciembre. También se da el caso de que después de Año Nuevo, en algunas comarcas palentinas, todavía es un período de producción y a bastante gente no se le ocurre ir a por tricholoma portentosum o a por angulas de monte y salen en cantidad», manifiesta el director de la cátedra de Micología de la UVa.