Villahán, un pueblo con corazón y agradecido

Alberto Abascal
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La corporación, con la alcaldesa María Ángeles Cantero al frente, homenajeó ayer a los 15 vendedores y servicios ambulantes que cada semana atienden a los vecinos

Villahán, un pueblo con corazón y agradecido - Foto: Juan Mellado

La localidad de Villahán homenajeó ayer a todos aquellos vendedores ambulantes que siguen pasando por el pueblo y hacen más fácil la vida de sus cien habitantes. Un acto sencillo, al menos esa era la idea originaria, pero que, tras conocerse la idea de la alcaldesa María de los Ángeles (Geli) Cantero, la iniciativa corrió como la pólvora por todo el territorio regional. «Nos hemos llevado una auténtica sorpresa por la repercusión que ha tenido, pero se trataba de una sencilla iniciativa de homenajear a aquellos que nunca nos han olvidado, ni en los peores momentos de estos dos últimos años de pandemia», reconoció a DP María Ángeles Cantero.

El caso es que los 300 habitantes que ahora viven en Villahán (está censado un centenar pero en verano la población se triplica) vivieron ayer una jornada realmente emocionante, aunque quienes más lo estaban eran los 15 protagonistas de la cita. La alcaldesa y su corporación tuvieron palabras de agradecimiento para todos ellos. Es más, fue un homenaje personalizado para cada uno de ellos. María de los Ángeles Cantero inició el acto aludiendo cómo era Villahán hace 50 años, con sus negocios, con sus personas y servicios. Prosiguió recordando a aquellos que un día tuvieron que marcharse para labrarse un futuro pero que nunca olvidaron sus raíces hasta el punto de que finalmente regresaron. 

«He querido finalmente dirigirme a cada uno de los vendedores y profesionales ambulantes que nunca nos han dado la espalda. Que siempre están ahí», comentó la alcaldesa emocionada. Eran palabras, como esta semana recordaba en una entrevista con la agencia Efe, para Joaquín y Paloma, que se turnan para llevar el pan y algún que otro encargo de primera necesidad, como agua o leche porque tienen tienda en Tórtoles de Esgueva y Quintana del Puente; Susana, la pescadera que viene desde Pampliega dos veces por semana; Leubino, el carnicero de Villamayor de los Montes; el de Villahoz que trae fruta, verdura y legumbres; Teofi, la peluquera que lleva 30 años cortando pelos casa por casa bajo demanda o el ferretero, la farmacéutica o Fernando el de la miel.

Y así hasta quince. Al ritmo de su servicio se han acostumbrado los vecinos de Villahán a programar necesidades y compras: la carne y el pescado los miércoles y los sábados; fruta, verduras y legumbres los jueves y sábados, y los congelados los viernes. En definitiva, un acto sencillo, pero que ha sido muy grande, como el corazón de todos los vecinos de Villahán.