La Semana Santa se despide de la ciudad con la tradicional degustación de la colación de hermanos, una fiesta con la que los cofrades dicen adiós a diez días frenéticos en los que han aparcado su rutina diaria para enfundarse en sus túnicas, capas y capillos.
Una dulce despedida que consiste en el reparto de un pequeño pan de anís, una bolsita de almendras garrapiñadas y refrescante limonada para reponerse del esfuerzo realizado durante los actos penitenciales.
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