Jesús Mateo Pinilla

Para bien y para mal

Jesús Mateo Pinilla


Agresividad en el Gobierno

11/10/2022

Cuando las puertas del entendimiento en una relación se cierran, surge un estado emocional de odio y deseo de hacer daño, se despereza la parte agresiva del individuo. La amenaza y el miedo son desencadenantes de la agresividad. 
Unas veces trae agresividad el individuo en su interior y otras la propia sociedad. En psicomorfología se estudian los rasgos faciales del agresivo. Son parecidos a los que desarrollan los perros de pelea, ceño fruncido, ojos fijos con mirada de odio, fatal de determinación en los gestos y premura e impaciencia por terminar la situación. 
La agresividad en una sociedad puede estar latente o con presencia activa. Esta es la difícil de corregir. Es el caso de la generación de agresividad de Irene Montero. Hay que escuchar sus discursos parlamentarios. En ellos, de entrada, cierra las puertas a la oposición y en las preguntas se pasa a la rabia. Fue mal negocio aceptarla en el Gobierno.
La protección homofóbica de género se puede resolver desde una educación de respeto al otro. Pero el Ministerio de Igualdad busca la provocación, señalando y repeliendo sin respeto personal. Montero agresiva, busca el enfrentamiento ideológico con la exhibición de poder. Se pasean carrozas por el barrio de Malasaña el día del orgullo, no con afán de coexistencia social pacífica, sino arrojando potencia desde la ira. 
Parece ser que la propia Montero llamó a una alumna del Colegio Mayor Santa Mónica, verbalmente agredido, y al ver que las chicas reían la gamberrada injustificable,  la ministra colgó el teléfono. 
Nadie duda que el maltrato animal se deba castigar, porque el maltratador es una persona carente de sentimientos que desprecia el dolor ajeno y hay un desarraigo humano. Hay que leer El Matarife, de Rafael Arjona, donde la costumbre de matar en el matadero o el mismo de Sándor Márai en la guerra, generan un desprecio por la vida e incluso un sentimiento erótico que mencionan Bataille o Gombrovicz, uniendo placer y muerte. 
El Gobierno debe plantearse si reducir las actuaciones de la ministra con cuentagotas o mandarla a casa por la agresividad patológica que encierra. Nosotros hablaremos después.