La amenaza del Covid-19 desde San Diego

Carlos H. Sanz
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La científica palentina Ana Domínguez relata cómo se vive la pandemia mundial desde La Jolla, en California

La amenaza del Covid-19 desde San Diego

Ana Domínguez Andrés (Palencia, 40 años) es científica y trabaja hace 4 años en los Estados Unidos. Desde hace tres meses vive con su mujer Raffaella (también científica) y sus tres perros en tierras californianas, concretamente en San Diego. Trabaja en La Jolla, en el Sanford Burnham Prebys Medical Discovery Institute, en el grupo del profesor Ronai, una eminencia en el campo del melanoma, en un proyecto que consiste en el estudio de la respuesta del sistema inmunitario frente a estos tumores formado por 15 investigadores provenientes de todas las partes del mundo (Korea, China, Italia, Israel, India, Bélgica y España). 

Desde allí ha visto cómo se ha ido extendiendo poco a poco la pandemia hasta que, inevitablemente, ha llegado a EEUU. «Obviamente, el coronavirus está afectando a EEUU como cualquier otro país del mundo, aunque al ser tan grande, afecta de diferente forma según el estado», detalla. 

«El primer caso de coronavirus aquí, en California, se detectó a finales de enero, en una persona procedente de China. En febrero, entraron en California más de 8.000 viajeros procedentes del gigante asiático, ya que la población asiática presente en la costa oeste americana es muchísimo mayor que en la costa este, y se habilitaron bases militares como la de Miramar, en San Diego, (conocida por la película de Top Gun)  para dejar en  cuarentena a los repatriados procedentes de Wuham», comenta. 

«En California la población está más dispersa que en estados como el de Nueva York, cuyo día a día sigo muy de cerca porque tengo grandes amigos de su etapa en el Mount Sinai Hospital, y eso también ayuda a que el número de contagiados sea menor», añade esta científica palentina.

cierres y precauciones. La respuesta que han dado en San Diego, comenta Ana Domínguez, comenzó a principios de marzo, con el cierre de comercios no esenciales, centros de investigación, escuelas, parques, restaurantes, cines y, por último, las playas tan famosas de California, dejando a los surferos californianos en tierra. 

«Actualmente, llevamos recluidos en casa tres semanas, pero al contrario de lo que pasa en España, aquí podemos salir a pasear sin mascarilla ni ningún tipo de protección pero siempre manteniendo la distancia de seguridad y nunca en grupos», añade.

«La situación en California no será tan severa como en NY porque aquí la gente vive más alejada unos de otros y no hay tanta vida social como en Manhattan o en España. La vida social típica de los californianos es ir a la playa para hacer surf o tomar un brunch los fines de semana», asevera Ana Domínguez desde San Diego.

En su opinión, «el paso del coronavirus por los Estados Unidos traerá consecuencias económicas difíciles de subsanar a corto plazo». «Al contrario que pasa en Europa, donde existen todo tipo de ayudas económicas para la ciudadanía, en este país quien no trabaja no come. El acceso a la sanidad es algo inalcanzable para muchos de los ciudadanos americanos y los costes sanitarios que conllevan el contagio de Covid-19 son altísimos, 30.000 dólares para quienes no disponen de seguro médico y 3.000 para personas que, como yo, sí lo tenemos», especifica.

Ana Domínguez sí nota que en el ambiente científico hay un «gran nerviosismo» porque muchos proyectos se verán recortados debido al gran aporte económico destinado al estudio del coronavirus. «Tengo la suerte de forma parte de un grupo de investigación que tiene mucha financiación procedente del gobierno americano y espero no sufrir en propia persona los recortes que en muchos ámbitos laborales se están llevando a cabo», comenta.

Medidas. Ana Domínguez recuerda que hace un mes empezó a tomar medidas para combatir este virus. «Recibí la visita de mi cuñada, que es italiana, y nos explicó la situación que sufría su país y parecía una autentica película de ciencia ficción». 

«Ella me obligó a hacer una súper compra de comida; cogí mascarillas del laboratorio y, ante la falta del famoso gel desinfectante, decidí prepararlo casero en el laboratorio. Poco a poco fui consciente de la situación que se nos venía encima, y es que he seguido el avance del coronavirus desde que salió de China.

La distancia hace que viva con «sentimientos mezclados de mucha tristeza y mucho  orgullo» cómo se está viviendo la enfermedad en España. «Las decisiones que se llevaron a cabo fueron muy lentas, un fallo enorme después de tener el triste ejemplo de lo que estaba pasando en Italia», opina. 

«Me llena de orgullo cuando veo esas imágenes por televisión de la gente aplaudiendo a los sanitarios, las verbenas de los balcones y un sinfín de cosas que solo de pensarlas se me forma un nudo en la garganta pese a estar a 10.000 kilómetros de mi casa». 

«Mantengo contacto diario con toda mi familia por FaceTime o WhatsApp, y es que una de las pocas cosas positivas que ha traído esta gran catástrofe es una mayor comunicación familiar. Estoy muy orgullosa de mi familia  y en general del pueblo palentino porque están llevando a rajatabla el Stay at home (Quédate en casa). 

«Creo que es muy valiente cómo se están comportando porque estar confinado en casa por un tiempo indefinido tiene que ser muy duro. Espero que después de esta gran lección que nos está dando la biología al ser humano, salgamos un poco más concienciados con el mundo que nos rodea», sentencia Ana Domínguez, antes de despedirse «mandando mucha fuerza y cariño a toda esa gente mayor que tanto está sufriendo las consecuencias del coronavirus».