«Los mejores chistes se hacen muchas veces de cosas malas»

Ismael Martín
-

El humorista se considera un privilegiado por poder hacer el trabajo que más le gusta. Sus monólogos se caracterizan por tratar temas cercanos con un ritmo muy alto para disfrute del público

«Los mejores chistes se hacen muchas veces de cosas malas»

Desde muy joven, y siguiendo los pasos de su padre, Luis Fontecha tuvo claro que quería dedicarse a la comedia. Su particular estilo y el dinamismo de sus monólogos le han llevado a alcanzar una gran popularidad. Actualmente, compagina su trabajo de guionista y colaborador en el programa de El Hormiguero con su gira de monólogos por los escenarios de todo el país. Hoy, a las 22 horas, llega al espacio OMY con un show que asegura muchas risas. 

Si tiene un mal día, ¿cómo saca el lado gracioso de las cosas?

Tenemos un chip en el que sin querer sacamos el lado humorístico de las cosas. Muchas veces los mejores chistes vienen de algo malo que te ha sucedido. 

¿Es agotador estar todos los días inventándose nuevos chistes?

No, es como un trabajo más. Además, soy un privilegiado porque hago lo que más me gusta. Hay días mejores y otros peores, pero trabajando y haciendo lo que te gusta lo lógico es que termine saliendo bien. Le echamos muchas horas y, si no sale un chiste en un momento dado, pues sale más tarde. 

¿El humorista se nace o se hace?

Habrá gente que nazca con ese talento y otros muchos se hicieron cómicos luego y son igual de buenos o más. El talento es importante, pero el trabajo duro gana al talento.

¿Se pone límites a la hora de hacer los monólogos?

No, aunque hay temas en los que no me sale hablar tanto porque no van con mi comedia. Luego están los temas en los que estoy más cómodo, que son los que le suele gustar a todo el mundo. Si un chiste es bueno, es bueno. 

¿En qué consiste su show?

En mis monólogos intento tocar muchos temas de la vida cotidiana con mucho ritmo para que la gente se ría cada poco tiempo. Mi show es muy cercano, con un humor muy blanco que gusta tanto a una persona de 18 años como a una de 60. 

Ya ha estado en Palencia el pasado año, ¿por qué la gente tiene que ir a su espectáculo?

Tienen que venir porque se van a reír y pasar una tarde de comedia en verano es buena idea. Además, el sitio donde se hace la actuación es muy bonito y está bien montado.

¿De dónde viene su afición por el humor?

Hace muchos años veía el Club de la Comedia. Me encantó y empecé a escribir mis propios monólogos. Durante cerca de un año estuve haciendo muchos concursos en los que hacía 10 minutos de texto. Con estos concursos por toda España fui actuando más, compartí actuaciones con compañeros y llegó el momento de grabar monólogos en solitario. 

¿Cómo fue su primera oportunidad profesional?

Mi primer monólogo pagado fue en la Chocita del Loro, en Gran Vía. Surgió un poco de rebote pues yo iba a ver la actuación de un cómico que conocía, pero el compañero que iba a actuar con él no pudo por un accidente. Entonces Manu Kas, el monologuista que yo iba a ver, habló con el dueño de la Chocita y le dijo que yo también actuaba. El espectáculo salió más o menos bien. 

El cambio más grande fue cuando grabé con Paramount Comedy, hace unos 15 años. Había un programa, Nuevos cómicos, en el que la gente que hacía un monólogo lo probaba, lo grababa y eso te permitía estar en el circuito de comedia actuando por salas de toda España.  

Actualmente compagina su gira de monólogos con su papel en El Hormiguero. ¿Cómo logró entrar?

Entré en el principio de la temporada 10 del programa. Todos los años buscan algún guionista o colaborador. Entonces J.J. Vaquero, que me conocía, habló de mí. Pablo Motos me vio en algún video que les mandé; debió ser que les hizo gracia, me llamaron y ahí tuve la oportunidad. Llevo 8 años y estoy muy contento.

¿Cómo es el ritmo de un guionista en El Hormiguero?

La verdad que es bastante bueno porque somos varios, nos ayudamos mucho, ponemos ideas en común y, al final, la que más nos gusta es la que se queda. Luego los coordinadores de guión y la jefa de guionistas van filtrando hasta que queda lo que, en teoría, es mejor para el programa. El ritmo es alto pues hay que estar a mucha cosas a la vez, pero nos apoyamos mucho y lo llevamos bastante bien. 

¿Cómo es por dentro uno de los programas de mayor éxito?

Muy normal. Un ambiente de trabajo muy sano, muy alegre. Desde los diferentes departamentos nos ayudamos mucho. Al final, El Hormiguero es una suma de eso y le hace ser muy variado y que funcione bien. También el secreto es que está destinado al público familiar. 

¿Está todo guionizado o hay espacio para la improvisación?

Está todo guionizado. Otra cosa es que luego, por el talento de Pablo Motos y las hormigas, a veces improvisan y queda muy bien.