Meneses de Campos, villa fundada por burgaleses en el s. X

Juan Francisco Sanjuán Benito
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Fue cabeza del señorío de los Téllez de Meneses, cde cuyo tronco procedía doña María Alfonso Meneses, señora de Molina, más conocida como María de Molina

Ayuntamiento de Meneses de Campos - Foto: Óscar Navarro

La villa de Meneses de Campos (Palencia) se ubica en la llanura terracampina, entre Capillas al norte, Boada al este, Montealegre al sur y Belmonte al oeste. 

Se cree que el nombre de Meneses -en documentación del reinado de Alfonso VIII el de las Navas se citaba a este lugar como «Menezes»-, lo trajeron los primeros pobladores cristianos durante el siglo X, tras el largo paréntesis mahometano de más de dos siglos, gentes cristianas venidas de valle de Mena en el norte de la provincia de Burgos; del apellido nada que opinar, se ubica en Tierra de Campos.

Los repobladores cristianos del norte de Burgos que comenzaron a llegar a estas deshabitadas tierras tras su reconquista de manos agarenas durante el siglo X, se asentaron en las riberas del río Aguijón, dando lugar al nacimiento de una serie de aldeas, luego llamadas las siete villas: Puebla de Meneses, Meneses, Palacios de Meneses, Arroyo Meneses, San Cebrián de Meneses, Villalla y Villalimbierno. Dando así origen a un alfoz que encabezaba Puebla de Meneses en lo jurídico y la diócesis palentina en lo religioso.

Durante los siglos XII al XIV, la villa de Meneses de Campos fue cabeza del señorío de los Téllez de Meneses, entonces uno de los linajes más poderoso de hombres ricos de Campos. De esta familia procedía doña María Alfonso Meneses, señora de Molina, más conocida como doña María de Molina, la tres veces reina: reina consorte como esposa de Sancho IV el Bravo, reina regente durante la minoría de edad de su hijo Fernando IV el Emplazado y, más tarde, reina regente durante la minoría de edad de su nieto Alfonso XI el Justiciero. También era descendiente de este tronco familiar y villa, el famoso Tello Téllez de Meneses, obispo de Palencia, creador del Estudium General en 1212, primera universidad española.A él está dedicada la Institución que lleva su nombre, Academia Palentina de historia, Letras y Bellas Artes.

También lo fue Isabel Téllez de Meneses, esposa de Juan Alfonso de Alburquerque, ricohombre del reino de Portugal, señor de Alburquerque, que  ejerció el cargo de alférez mayor de su primo, el rey Alfonso XI el Justiciero de Castilla, y luego el de valido y alférez mayor del rey Pedro I el Cruel, convirtiéndose en uno de los hombres más influyentes en los comienzos del reinado de este último. 

Con la entronización de los Trastámara en la corona de Castilla en la persona de Enrique II el de las Mercedes, tras el regicidio de Montiel acaecido el 14 de marzo de 1369, se disgregaron las posesiones de los Téllez de Meneses, quedando las villas de Meneses y Ampudia en el señorío de Alburquerque, en aquel momento ostentado por el infante Sancho de Castilla. Posteriormente pasó a su heredera Leonor de Alburquerque, conocida como la Rica hembra, casada con el infante Fernando de Antequera, hermano de Juan I de Castilla, que ocuparía el trono de Aragón tras el Compromiso de Caspe de 1412. A mediados del XV, tras la llegada al trono castellano de Enrique IV el Impotente, concedió los señoríos de Meneses y Montealegre a doña María Manuel y su hijo Gonzalo Suárez de Figueroa, conde de Feria.

En tiempos de los Reyes Católicos, los señoríos de Meneses y Montealegre recayeron en Ramiro Núñez de Guzmán, señor del condado del Porma y de la villa de Toral (ambas en León), embajador real en Génova y regidor de la ciudad de León, además de reconocido comunero, motivo por el cual fue desposeído de todas sus propiedades, tenencias, rentas, títulos y honores, salvando la vida por su fuga con su familia a Portugal. 

En 1532, Carlos I ordenó la devolución de los bienes confiscados a la familia Núñez de Guzmán, castillos, rentas, señoríos y títulos en la persona del hijo menor, Martín Núñez de Guzmán, previo pago de las correspondientes indemnizaciones, 20.000,000 de maravedíes, a los compradores de aquellos bienes, coste total de la recompra. Martín Núñez de Guzmán y Quiñones sería el nuevo señor de las villas de Meneses y Montealegre. 

Durante la guerra de las Comunidades, la villa de Meneses acogió a fuerzas leales a los comuneros, siguiendo las directrices de su señor. Sin embargo en las fechas próximas a la batalla de Villalar, la población de la villa se convenció de que los comuneros no podían ganar la guerra y apoyó a las mesnadas reales con víveres y pertrechos bajo el mando de Íñigo Fernández de Velasco, condestable de Castilla, pensando en las posibles represalias reales tras el conflicto. 

Lope de Vega y Carpio en una de sus comedias titulada Los Tellos de Meneses, «nos presenta a una infanta leonesa que cuando debía ser entregada a los moros en virtud del tributo de las cien doncellas, al que se había comprometido el rey Mauregato, como expresión de vasallaje al emir árabe de Córdoba, para evitar ser entregada a los moros, huye de la corte de su padre y busca refugio en el pueblo de Meneses de Campos, donde permanece de forma anónima sirviendo en casa del rico del lugar. Pasado el tiempo el rey Ordoño llega de cacería al pueblo siendo hospedado por los Tellos, los cuales le obsequian con una comida. La infanta, que sabía que a su padre le gustaba la tortilla o malasada, prepara una y en su interior introduce su anillo, el rey la reconoce, la perdona y la dio por esposa al hijo mayor de don Tello».

En el último tercio del siglo XIX, el Diccionario de Pascual Madoz informaba de que la villa de Meneses estaba poblada por 154 vecinos que con sus familias ascendía a 800 personas que moraban en 160 casas. En la actualidad sólo tiene 117 habitantes.

En la villa destaca la iglesia de Nuestra Señora de Tovar del siglo XVI con tres naves y una gran torre campanario, desde donde se pueden ver los castillos de Belmonte de Campos, Castil de Vela y Montealegre.