José María Ruiz Ortega

Estampas rurales

José María Ruiz Ortega


Otoño de octubre

01/10/2022

Fin de semana para recibir a octubre, un mes totalmente otoñal para deleitarse de cambios pausados, de nuevos colores en las hojas de los chopos que poco a poco pierden el verde intenso hacia el amarillo, antes de desprenderse de sus ramas para pasar el invierno. El otoño palentino es para disfrutarle, pasear por cualquier parque y observar la variación de la naturaleza. Hay quien, con la llegada del otoño, siente la melancolía del verano, del tiempo de ocio y le cuesta comenzar un nuevo curso, nuevos horarios con menos luz vespertina. Creo que invirtiendo los términos, es posible recibir al mes de octubre con la alegría de algo nuevo, sin añoranza ni desaliento, para abrir la puerta a la versatilidad y al reposo de la esencia otoñal.
En octubre se recogen las últimas frutas y los frutos secos que, además de deliciosos, son una fuente importante de proteína vegetal para acompañar las largas veladas de invierno. Entre tanto, atendemos a los cambios en el armario ropero con algo de más abrigo, dejamos esos horribles pantalones cortos y las chanclas. A mí juicio, una antiestética moda que han lucido en la capital hombres, más o menos maduros; son prendas cómodas que en los jóvenes están muy bien y sobre todo en las playas, pero en una ciudad interior en muchas personas mayores, no deportistas, quedan un poco ridículas. Pero cada uno es dueño de ponerse lo que le apetezca y se sienta a gusto, la cuestión es disfrutar de cada estación del año.
Ahora, la naturaleza va restando horas de luz, pero nos descubre los maravillosos secretos de cada árbol y muestra su personalidad. En Palencia tenemos cercana la montaña y los colores del otoño es un espectáculo cromático de sus hojas rojas, ocres, verdes, amarillas o marrones. Es un lienzo natural para contemplar, fotografiar o mejor sentarse con los ojos bien abiertos a contemplar el silencio del campo. La calma predomina cuando se han ido las aves emigratorias y no han llegado las que vienen a pasar el invierno. Porque, a diferencia del bullicio del verano, a la naturaleza hay que ir en silencio y un día en el bosque puede recargar las pilas de nuestra energía corporal.

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