Editorial

Los sueños al volante pueden acabar en pesadillas

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El 21 de marzo entra en vigor la reforma de la Ley de Tráfico, que incide más en la velocidad

Hay gente que conduce a velocidades de vértigo, como si le fuera la vida en ello, como si no hubiera un mañana o como si quisiera apuntarse al club de los que prefieren una muerte instantánea a una larga enfermedad. Y en demasiadas ocasiones consigue esa clase de conductor hacer realidad el sueño de volar prácticamente sobre el asfalto, quedarse sin futuro o condenar a otros a ello y morir en el acto, o si la suerte no le acompaña, quedar tetrapléjico, convertirse en una persona dependiente, pasar los restos en un coma inducido o sufrir intervenciones, recuperaciones dolorosas y largos procesos agónicos. 

Así pues, hay que tener cuidado con lo que se sueña porque puede cumplirse en forma de pesadilla. Y si solo se cumple para quien pisa el acelerador hasta los 243, 229 o 214 kilómetros por hora, como los tres conductores -dos de ellos palentinos- cazados en carreteras de Toledo, en la P-11 y en la A-67 el pasado año, sería el mal menor. El problema es más grave cuando ese absurdo de las velocidades supersónicas pone en peligro la vida de quienes viajan en el mismo vehículo y la de quienes lo hacen en otros que circulan por la misma carretera. 

 Alguno de esos amantes del riesgo graba su hazaña y la exhibe en redes sociales, como queriendo señalar a quienes no se atreven o simple y llanamente no quieren desafiar las normas y jugársela contra la seguridad vial. Quizá estén orgullosos de ello, aunque serán los primeros en lamentar la sanción que les impongan, incluso tratarán de demostrar que no eran ellos quienes conducían.

El 21 de marzo entrará en vigor la reforma de la Ley de Tráfico, que incide sobremanera en este aspecto del exceso de velocidad, endureciendo la sanción, al igual que en el caso de utilizar el teléfono móvil durante la conducción. El objetivo final es reducir esos excesos de velocidad, sobre todo en los casos extremos, que están presentes en casi el setenta por ciento de las sanciones en carretera que se imponen en la provincia. 

El pasado año se incrementaron más de un veinte por ciento las multas, en parte por cierta relajación de los comportamientos al volante, tras un período de confinamiento en el que apenas se pudo circular. Se puede entender que la gente tuviera ganas de viajar entre pueblos, ciudades y comunidades autónomas cuando se levantaron las restricciones, pero seguro que ni tenía tanta prisa ni hacía falta demostrarle a nadie la potencia del vehículo, el dominio de la conducción o los sueños de volar. Nuestro consejo es, siempre, precaución, respeto a la velocidad permitida en cada vía y cumplimiento de las normas. Por convencimiento, por responsabilidad o por evitar sanciones especialmente duras.