Una tarde de piscina fue el inicio del grupo musical 4 Kantones, formado como su propio nombre indica por cuatro integrantes que decidieron hacen honor a la capital con este nombre. «El grupo surgió porque una tarde de verano les propuse a Juanjo Fernández y Eduardo Cano, que venían de tocar en una orquesta, que se trajeran algún día sus instrumentos para tocar algo. Tiempo más tarde se unió Eduardo Velasco, el cantante», explica Ángel Fernández, bajista del grupo.
Así fue como empezaron a ensayar, haciendo un pupurri de canciones de pop, rock y rumba catalana, además de alguna cuña en inglés. Alaska, Jarabe de palo, Estopa y Maná son algunos de sus grupos más socorridos. De esta manera, cantan unos dos minutos de cada canción, el estribillo y alguna estrofa y pasan a otra, así hasta sumar una hora en total. Después, descansan 10 minutos y vuelven a tocar 45 minutos más.
Llevan ya cinco años, desde 2017, tocando por toda la provincia. «El primer concierto fue en el cumpleaños de mi cuñada, que lo celebramos en el Auténtico, bar del que soy dueño, y aunque fue sobre la marcha, pronto empezamos a tocar en otros bares», expone Fernández. Hoy en día, prefieren tocar en las fiestas de los pueblos o en bodas porque pagan mejor. De hecho, este verano cuentan con 14 bolos en julio y 18 en agosto. La realidad es que tampoco pueden actuar más de tres o cuatro veces por semana ya que el cantante tiene 60 años y no puede forzar demasiado la voz.
4 Kantones es un grupo que no excluye a ningún tipo de público. Cuenta con una audiencia desde los 30 hasta los 80 años. «Es cierto que los jóvenes de 20 a 25 años no suelen venir porque no conocen la música, a no ser que se la hayan enseñado sus padres, ellos prefieren escuchar reguetón», comenta el bajista. Aunque se amoldan a todo tipo de lugares, prefieren tocar al aire libre, en plazas o terrazas. A pesar de ello, el Auténtico es el sitio donde más han actuado, de hecho, el próximo 26 de agosto vuelven a cantar allí para hacer disfrutar a todos los palentinos durante las fiestas de San Antolín.
Tal es el éxito del grupo musical que no necesitan tener un trabajo secundario para poder vivir bien. El guitarrista y el cajista procedían de una misma orquesta a la que dedicaban su tiempo completo, aunque el cantante también da clases. Todos contaban ya con sus propios instrumentos, por lo que no les ha supuesto una inversión posterior crear el grupo. El único que ha decidido reciclarse ha sido Cano, que antes tocaba la batería y ahora ha optado por el cajón flamenco.
La realidad es que se consideran un grupo sencillo que prefiere actuar con lo mínimo para dar un concierto lo más cercano posible al público. «Nos gusta tocar en el suelo, sin escenarios ni mucho equipo de luces porque preferimos sentir a la gente lo más próxima posible. La idea es que el público disfrute tanto como nosotros», asegura Fernández.
Sin embargo, esto no influye en la cantidad de personas que acuden a sus conciertos. Reconocen que en el bar Alaska y en las casetas durante las fiestas es donde cuentan con un mayor público. Así, el grupo sigue siempre el mismo guion, a veces lo acortan y otras lo alargan. Todo con el fin de entrener y divertir al público palentino.