Derribo para la historia

J. Benito Iglesias
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El edificio que da a la calle Mayor, Bocaplaza y plaza Mayor, que data del siglo XIX, conservará la fachada de este último espacio urbano, contando con 14 viviendas, dos locales y un mirador reconstruido similar al original

Derribo para la historia - Foto: Sara Muniosguren

Una cocina de carbón de grandes dimensiones, papel pintado en las paredes propio de épocas pretéritas, radiadores todavía muy aprovechables para nostálgicos del hierro fundido con motivos decorativos, baños con varias reformas a sus espaldas, dos escaleras de acceso interior y algunos pasadizos y sótanos lúgrubes que encierran mucha historia. Eso es lo que se observa al acceder antes de su derribo definitivo al edificio histórico con vistas privilegiadas a la calle Mayor, Bocaplaza y plaza Mayor. En su planta estuvo ubicado el Ideal-bar Palentino en el número 59, abierto al público el 19 de julio de 1908 y cerrado a principios de la década de los 90 del pasado siglo tras permanecer abierto más de 80 años hasta que fue cerrado en 1991.

De este edificio solo quedará la fachada que da a la calle Mayor y la reconstrucción de un mirador similar al original con parte de los elementos y rejería que figuraban en la balconada antigua. La nueva edificación contará con 14 viviendas, alguna de ellas bajo cubierta. En la planta baja, cuando esté totalmente terminado, volverán a la actividad los dos negocios que ya albergó en sendos locales, la zapatería Lover y la sombrerería Velayos. La construcción, con 400 metros habitables en cada una de sus dos plantas y algo más de espacio en la zona del ático, data del siglo XIX y de la estructura interior y exterior del edificio original sólo quedará el recuerdo.

declaración de ruina.  Tras superar varias vicisitudes burocráticas y urbanísticas -dados los tres niveles distintos de protección que tienen las fachadas que dan a zonas del casco históricos- el actual edificio fue declarado en ruina y su derribo casi total se está ejecutando por partes.

 «De su estado original, solo se van a ver los apeos, que son estructuras metálicas con losas de piedra como base para que, cuando se vacíe el edificio, quede sujeta una única fachada con nivel de protección en la edificación que da a la plaza Mayor. Las otras dos fachadas tenían menos valor y se reconstruirán sobre el modelo original. Las viviendas que había antes no tendrán nada que ver con las nuevas -que ya estan vendidas- tanto en número como en las calidades y la distribución de los espacios», tal y como explica a pie de obra uno de los dos arquitectos autores del proyecto, Pedro Martínez. El plazo para ejecutar el derribo tendrá una duración aproximada de dos meses y ya se ha solicitado la preceptiva licencia de obra para ejecutar la nueva construcción en cuanto se conceda. 

El edificio contará con materiales actuales sustituyendo a los antiguos muros de carga, adobe y ladrillo, aunque de alguna forma su aspecto pueda evocar el pasado. «Interiormente no hay ningún elemento que se pudiera rehabilitar, como las dos cajas de escaleras que permitían acceder en su día por la calle Mayor y la Boca plaza con dos entradas distintas», explica Pedro Martínez.

Valentín Puebla, jefe de obra de la empresa Bercopa, que se encarga del derribo de la edificación, agrega una curiosidad sobre el edificio en fase de derribo. «Una antigua ventana con balcón, que está tapada, se comparte con el edificio anexo y tiene propietarios distintos en la fachada que se va a conservar y da a la plaza Mayor», comenta.

La visita interior, con el preceptivo casco protector para evitar sustos indeseados, desvela una parte de la historia del edificio que da la a la principal arteria de la ciudad y a lugares habituales de encuentro de los palentinos. Una vez superados los obstáculos con cierta ayuda para no resbalar en una zona de peligro, el esqueleto de la edificación en ruinas revela al subir a la parte alta paredes derribadas, maderas, cajas, pilas, lavabos, puertas y ventanas antiguas e, incluso, alguna estancia moderna aún en buen estado que da a la calle Mayor y que utilizaba en la segunda planta la tienda de zapatos Lover.

Desde la azotea, el espectáculo visual es llamativo para quien guste de la observación urbana, que tiene más de presente que de pasado por la desaparición progresiva de edificios valiosos en el casco histórico de la capital.

Para Carlos Junco, el arquitecto que comparte proyecto con Pedro Martínez, la edificación que se derriba responde al modelo constructivo de antiguos caseríos de la zona de la calle Mayor. «En ellos se colocaban miradores y estoy seguro que el que vamos a reproducir en el nuevo edificio es posterior a la casa tradicional con balcones, que en realidad eran dos casas con portales, uno principal y otro secundario y escaleras independientes», concreta.

marquesina. El arquitecto señala además que el mirador sobre una especie de marquesina -cuyo desmontaje ha sido complejo al tener que cortar la estructura de vigas de hierro que la sustentaba- le daba una identidad propia. «Ahora que paso y ya no está me resulta raro raro no verlo al ser un elemento  identificativo. Quizás visual y estéticamente no era muy atractivo, pero tiene mucho que ver con una época donde este tipo de miradores eran habituales y el que vamos a reconstuir era uno de los más grandes», sostiene.

El objetivo en la edificación nueva es, según Carlos Junco, « poder reconstruir la planta baja como estaba en la época del Ideal bar Palentino, con grandes huecos y piedras asemejándose a los edificios de los años 20 y adaptándose a lo que es la arquitectura de la zona en la actualidad».