Jesús Mateo Pinilla

Para bien y para mal

Jesús Mateo Pinilla


Bejo la boina de Don Alejandro

06/09/2022

En los tiempos del liberal Santiago Alba, allá por finales de siglo XIX, cuando venía alguien con boina se preguntaban: ¿qué traerá bajo la boina? Eran épocas en que la boina barojiana, o la de Josep Plá, ocultaban pensamientos, hechos y decepciones y se tejían acuerdos bajo el mantel. 
Por eso, cuando he visto una entrevista de Ignacio Foces a Don Alejandro, con motivo de su voluntario retiro a Tariego me he apresurado a ver qué traía el insigne bajo su boina, a descubrir qué aportaba. Su duda eterna le convierte, como siempre, en más sabio. Un recelo que se gesta en el escepticismo melancólico, siempre fecundo. 
Desde esta melancolía escéptica, como la llama mi apreciado profesor Paco Sosa Wagner, se pregunta qué es el derecho, del que ha impartido magistral cátedra durante muchos años. En su discurso del año 95, para acceder al doctorado honoris causa, hace casi 30 años ya planteaba el valor de sus experiencias intelectuales y vitales con el derecho, oficiar cada mañana en las aulas una ceremonia cuasirreligiosa sin un dios conocido, como el cátedro D. Alejandro manifestaba.
Y aún, fiel a sí, hoy se lo continúa cuestionando, como personalidad sabia y honrada. A pesar de que la búsqueda de la verdad constante duele, que adelantó el Génesis.
El derecho para el abogado profesional es retorcer las leyes para defender al cliente, y para el profesor y alumno lo que dice la norma jurídica positiva, siendo los libros adornos de ociosos o ambiciosos. Y al final es ¿una entelequia, un deseo para alcanzar la paz universal?
Cuanto más estudio menos sé, o solo sé que no sé nada, es la melancolía escéptica; eterna cuestionabilidad de las cosas oculta bajo la fenomenología de sentencias, órdenes o decretos.  La que acerca al hombre de hoy a la incertidumbre por la que atraviesa nuestra sociedad.
De la universidad, trabajada desde su presidencia en el CSIC, se cuestiona la validez, pero sabe que obtuvo y obtiene hombres que construyen futuro, alumnos que sabrán alejarnos de la zozobra de la estulticia reinante.
Don Alejandro trae bajo su boina, como Sócrates eterno, recelo. Eso siempre es prolífico.

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