Una afición de récord Guinness

Rubén Abad
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Dalmacio Fernández atesora 2.500 cachavas, la mayor colección del mundo, y la pieza más larga del planeta. Su espacio expositivo cumple cinco años, con más de un millar de visitas

Una afición de récord Guinness - Foto: Almudena Álvarez (EFE)

Cayado, bastón, cachas... Hay casi tantos nombres para referirse a la cachava como ejemplares conserva con absoluta dedicación Dalmacio Fernández en un local de Saldaña de su propiedad. Abrió sus puertas como museo hace cinco años y ahora funciona a la demanda, debido a la normativa actual y la covid-19. 


En este tiempo ha recibido más de un millar de visitas procedentes de provincias como Palencia, León, Valladolid o Vizcaya. Incluso han ido históricos del fútbol patrio como el portero del Athletic Club Bilbao y de la Selección Española en las décadas de los sesenta y setenta, José Ángel Iríbar.


Ciento cuarenta metros cuadrados en la céntrica avenida del Conde Garay dedicados en exclusiva a esta vara de madera con cabeza curva en uno de sus extremos, utilizada durante siglos por los pastores «para prender y retener las reses», según la definición de la RAE. 


Allí guarda un particular tesoro de más de 2.500 piezas talladas por él mismo. Una colección privada que le valió en 2016, cuando sumaba 1.872, el récord Guinness a la mayor colección del mundo, superando con creces la marca anterior, fijada en las 600.


«Soy el único palentino con un récord reconocido de forma oficial», afirma Fernández. Conseguir este reconocimiento internacional gracias a su afición por las cachavas, a las que ha dedicado parte de su vida, es «motivo de orgullo» para este saldañés que, lejos de conformarse, se alzó con un segundo Guinness, el de la cachava más grande del mundo, con un ejemplar de más de seis metros de longitud. «De momento paro aquí, no voy a intentar batir mas récords», afirma.


Un lustro después de aquella hazaña, Fernández continúa sumando cachavas a una extensa colección que no ha dejado de crecer desde que hace veinte años, cuando este saldanés hoy jubilado regentaba junto a su hermano el café Galán, comenzó a hacer acopio de las primeras piezas. Una curiosa afición que ha despertado el interés de cientos de vecinos y visitantes desde que abrió las puertas de su museo.


Desde entonces, sus originales obras de arte han invadido las paredes, el techo, el suelo y casi cualquier rincón del recinto. Las hay de roble y de otras maderas autóctonas como el alcornoque, y también algunas elaboradas a partir de especies exóticas como el bambú, si bien el material preferido por Fernández es el olmo, cuyas ramas son las «más fáciles» de trabajar. Algunas, incluso, aprovechando parte de la raíz del árbol.

 

PROCESO DE ELABORACIÓN

El proceso de elaboración requiere de técnica, buena mano, algo de suerte a la hora de elegir la rama y grandes dosis de paciencia para poder completarlo satisfactoriamente. Según detalla este coleccionista saldañés de récord Guinnes, una vez cortada la rama, hay que «domar la vara» con agua hirviendo o fuego para conseguir la parte curva en uno de los extremos y enderezar el resto para, después, pelarla.


A continuación, el proceso artesanal impone varios días de espera hasta que se secan por completo. Días cruciales para rematar una buena pieza en los que sus ojos expertos han de examinarla con detalle para corregir posibles imperfecciones,  pues la madera tiende a curvarse, sobre todo en los meses de invierno y con la humedad.

ARCHIVADO EN: Palencia, Saldaña, RAE