Con la publicación de la segunda parte de Palencia Insólita, editado impecablemente por Ediciones Cálamo, la Institución Tello Téllez de Meneses ha rendido un cálido y sentido homenaje a quien fue fiel a su tierra y supo cantarla de modo ameno y cercano. Gonzalo lograba que sus columnas ocupasen el centro de nuestra atención en Diario Palentino, donde fue periodista y trabajador infatigable durante largos años. A cuantos las leímos, jamás nos dejaron indiferentes porque Gonzalo sabía bien de qué hablaba y nos iba introduciendo en ellas para hacernos pensar unas veces, arrancarnos una sonrisa de complacencia otras y, siempre, puedo asegurarlo, lograba que Palencia ocupase en nuestro corazón ese lugar que se reserva para las cosas que gusta recordar en conversaciones amigables y distendidas con  personas que aman el terruño y sienten que los pueblos pierdan vida joven y solo se vuelva a ellos durante las fiestas.
Hablar de Gonzalo, amigo, me resulta fácil. Fue un hombre a quien la lectura le gustaba y que siempre vivió aumentándola. En Mazariegos, su pueblo adoptivo, se rodeaba de personas encantadas de pertenecer a su círculo de amigos. Y lo sé porque soy amiga de Dorita, entrañable y enamorada mujer,  desde que en septiembre del año 1963 vine a esta querida ciudad en la que, como maestra, y junto al alcalde atento que fue Juan Mena de la Cruz, con tres compañeras llegadas, como yo desde Valladolid, y junto a María Pilar Dattoli inauguramos el colegio que lleva su nombre. Ser amiga de Dorita y no serlo de Gonzalo, era misión imposible. Coincidimos en los actos culturales que eran cita elegida por los dos matrimonios y, de obligada asistencia pues tanto Gonzalo como Marcelino fueron académicos de la Tello Téllez y, luego, Marcelino, ocho años su director.
Quizá la pandemia fue causa del retraso de este homenaje. Lo importante, Dorita, es que llegó y te doy mi sentida enhorabuena. Anoto unas palabras del prólogo escrito para el libro por Marcelino pues dejan claro los méritos suficientes para el acto Recuerda que, por el Diario Palentino, pasaron excelentes periodistas y destaca a tres: César Muñoz Arconada de palabra rural, lírica y social; Valentín Bleye, de vena lírica y palentina, y Gonzalo Ortega con voz rural, cerrateña y humorística.