Entre las dos corrientes socialistas que se han levantado, una razonablemente moderada, plasmada en el manifiesto y la abismal de Sánchez, hemos visto que estamos viviendo con un sucedáneo socialcomunista, una autocracia de andar por casa. Por eso ha surgido el Manifiesto «Contra la reforma de la sedición y la malversación», emprendida por el gobierno. Los manifiestos son importantes según la altura política de los firmantes. En este caso sí es documento trascendental en nuestra democracia, porque es el grito de descontento de personajes históricos, figuras de cartel, de primera fila en el desarrollo de nuestra evolución democrática, independientes con conocimiento ideológico, que no deben favores. Un conocido mío me decía: «yo soy de Sánchez porque a él le debo haber estudiado». Una aseveración estúpida pero que encierra trasfondo. Yo le contesté que yo no debía nada o debía mucho a mi familia, claustros de profesores, etc… poco después aún más estúpido llegaba a amenazarme, pero de eso ya os hablaré. Firman el manifiesto, el palentino de Cisneros Virgilio Zapatero ministro de educación, el saldañés Jesús Quijano cátedro de Mercantil, César Antonio Molina ministro de Cultura con ZP, el exdiputado Álvarez de Miranda, Carreras catedrático de Constitucional, Sáenz Cosculluela ex portavoz del PSOE, Paco Vázquez alcalde de la Coruña, los abogados hijos de Mújica, Redondo Tarreros, Pino exsecretario de UGT en Valencia y muchísimos más encabezados por el teniente General Casinello exdirector del CESID. Todos valientes, luchadores en un tejido democrático amenazado, independientes por el PSOE, el verdadero socialismo. Lástima que poco después surjan los argumentarios de libro en los que hacen aparecer, tergiversando la respuesta, a los firmantes como los sediciosos. Todo en la línea de mentir, de Bolaños, diciendo que Feijóo intenta coaccionar la democracia recurriendo al Constitucional. No se coacciona a nadie cuando se recurre a las instituciones legales, pequeño Bolaños. Ello provoca tensiones con las que el sanchismo culpa a la derecha. España os está agradecida por vuestra defensa. Muchísimas gracias.