Una salmantina por Villaherreros

César Ceinos
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Laura Hernández, estudiante de Trabajo Social, es una de las primeras becarias del programa 'Campus Rural' y está de prácticas en la AsociaciónJuvenil Sin Fronteras

Laura Hernández - Foto: DP

Villaherreros recibió a mediados de mes a una nueva veraneante. Su nombre es Laura Hernández, tiene 24 años y proviene de Villares de la Reina, una localidad situada a escasos kilómetros de Salamanca. Cambió en este estío la comarca de La Armuña por la Tierra de Campos, pero no lo hizo por ocio. Es becaria del programa Campus Rural del Ministerio para la TransiciónEcológica y el Reto Demográfico (Miteco) y actualmente está haciendo unas prácticas en la Asociación Juvenil Sin Fronteras del municipio ubicado entre Carrión de los Condes y Osorno.

Decidió participar en esta actividad que puso en marcha el Miteco en este curso académico por primera vez porque vio que era «una oportunidad para empezar» su vida laboral ligada al Trabajo Social, la carrera que está estudiando en la Universidad de Salamanca (USAL), y porque quiere poner su granito de arena para que el medio rural vaya hacia adelante. «La vida en la ciudad está muy vista. En cambio, estamos comprobado que muchas localidades están perdiendo habitantes y necesitan un impulso. Además, a mí me llama mucho la atención que los vecinos colaboren entre sí para que el pueblo salga adelante», comenta. De hecho, Hernández destaca el compromiso de los villaherrerenses con su pueblo en general y con la labor de la Asociación Sin Fronteras en particular. «Las actividades que lleva a cabo son muy diferentes a las de otras. Aunque se llame juvenil, hay citas para mayores, jóvenes y niños. Se mueve mucho y eso es muy bueno», añade.

Los primeros días de la estudiante en su nuevo destino están siendo muy positivos. Ya dispone de una vivienda en régimen de alquiler y está conociendo a los que serán, hasta mediados de septiembre, sus vecinos en el municipio terracampino. Reconoce que no lleva aún mucho tiempo conviviendo con ellos, pero comenta que se está llevando una grata opinión. «Son muy majos y me han acogido muy bien», explica antes de manifestar que están integrándola en el día a día del pueblo. «Son muy amables, muy simpáticos. Vas por la calle, me saludan e intentan ayudarme en lo que sea, así que genial», insiste. Además, ya ha visitado los principales atractivos de la localidad, como la moderna ruta de murales que comenzó a desarrollarse en junio de 2016 (y que ya cuenta con cerca de una veintena de obras) o las tradicionales bodegas de San Pedro.

En cambio, la estudiante salmantina también ha podido conocer de primera mano algunos de los problemas que sufren los habitantes de los pequeños pueblos. Llegó a Villaherreros en su propio vehículo, lo que le da una libertad que una persona sin permiso de conducir o sin coche no tiene. «Si fuera una persona que no tuviera carné lo tendría más complicado.Es la desventaja principal de estas localidades. Se quedan sin servicios y mucha gente mayor no puede desplazarse», señala.

En principio, su jornada de prácticas es de 35 horas de lunes a viernes, aunque admite que desde la entidad juvenil le dan «todo tipo de flexibilidad y muchísimas facilidades», algo que agradece mucho. A su disposición tiene el local del colectivo y otro espacio en el Ayuntamiento. «Como Villaherreros tiene conexión WiFi puedo moverme y trabajar en un sitio u otro», explica. Entre las tareas que le han encomendado desde Sin Fronteras, sobresalen la colaboración en la organización de actividades y la gestión y preparación de un Erasmus+ que llevará hasta allí a un grupo de italianos en julio, pero en el futuro, tras conocer a los vecinos, quiere ofrecer soluciones a sus necesidades. «Espero poder dar todo lo que sé y lo que he aprendido durante la carrera», explica la alumna de la USAL. Asimismo, Hernández aspira este verano a «aprender mucho, a pasarlo muy bien y a disfrutar». «Mis expectativas son altas», subraya.

Por último, comenta que el programa Campus Rural le parece una gran idea, pero cree que, de cara al futuro, es necesaria más publicidad, tanto desde la universidad como desde el Ministerio. «Muchísima gente no se ha enterado de estas cosas y es un plan que merece la pena», sostiene. Además, se lo recomienda a cualquier persona que pueda solicitarlo para completar su formación académica. El beneficiario de la beca recibe, al menos en esta ocasión, 1.000 euros brutos al mes, lo que ha permitido que Hernández pueda desplazarse hasta Villaherreros y vivir allí. 

«Quiero hacer un llamamiento a todas las organizaciones y universidades para que las prácticas sean remuneradas. Es importante porque siendo estudiantes no tendríamos la posibilidad de salir de nuestro lugar de residencia», concluye la salamantina.