Una amistad forjada en el tatami

Hugo Cancho
-

La exkarateca y campeona de España en 2008 compitió durante más de 15 años en la selección española y de Castilla y León y es entrenadora del club Fujisan

Una amistad forjada en el tatami - Foto: Óscar Navarro

Las patadas, los puños, los golpes de mano o los bloqueos son algunas de las técnicas utilizadas en el karate, un deporte que tiene como finalidad la defensa de quien lo practica. Pero para Lourdes Posadas y Eva Gómez significa mucho más. Gracias a este arte marcial, entrenadora y alumna se convirtieron en muy buenas amigas. Comparten horas dentro y fuera del tatami y todas las experiencias que han vivido juntas a lo largo de los años las convierten en el mejor ejemplo de constancia en un deporte que requiere un gran sacrificio.

Entre las paredes del Club Fujisan Karate Palencia, Lourdes ha vivido momentos inolvidables. Fue campeona internacional en nueve ocasiones y campeona de España en 2008, además de pertenecer a la selección de Castilla y León y a la española sub’21. Desde 2007 se encarga de entrenar en el Fujisan y aportar sus enseñanzas a los palentinos que se apuntan a sus clases. «Empecé a practicar karate con cuatro años después de ver una exhibición que me llamó mucho la atención. Me inicié en mi colegio y a lo largo de los años he ido pasando por diferentes etapas. Lo mejor de este deporte es apreciar la evolución, subir de cinturón poco a poco y marcarse metas en las competiciones. Después de todos los años de práctica me decanté por el aspecto formativo, creo que tengo mucho que enseñar», reconoce la profesora.

Han sido muchos años de competiciones y mucho sacrificio invertido. Después de una lesión Lourdes decidió dedicarse exclusivamente a su trabajo como entrenadora. «Me lesioné dos veces la rodilla y la mejor manera de estar conectada a las competiciones, que vivo de forma tan intensa, es compartir mi aprendizaje», explica.

Durante más de 15 años se acumulan muchos recuerdos, pero destaca el oro en el Campeonato de España en 2008, celebrado en Valladolid, donde todos sus amigos y familiares se desplazaron para apoyarla. «Recuerdo todo el calor que sentí de la gente, la grada estaba apoyándome muchísimo y lo disfruté como nunca. Para mí todos los campeonatos han sido importantes, pero ese lo recuerdo de forma especial».  

Eva Gómez es una de sus alumnas y con 18 años la palentina lograba el bronce en el pasado Campeonato de España. Estas competiciones son el leitmotiv del deporte que practican y para lo que entrenan durante todo el año. «Quienes vivimos la competición tan intensamente aprendemos mucho. Soy una persona muy competitiva y es algo precioso el viajar, conocer gente de fuera de tu ciudad, observar cómo trabaja el resto de competidores... Me hace trabajar con más fuerza, con objetivos y con una dedicación distinta. Me han hecho ganar mucho aunque también perder en otros sentidos», confiesa Eva.

sacrificios. Y es que medirse contra los mejores karatecas de España significa también formar parte de ellas. Los viajes, las horas de entrenamiento y el tiempo separadas de su familia son algunos de los sacrificios que han tenido que hacer para dedicarse a su deporte. «El karate conlleva un sacrificio también a nivel físico. Para competir los combates se dividen en categorías en función del peso y es muy complicado mantenerlo. Se debe ser muy estricto con las comidas y entrenar mucho para mantenerse en forma. Tienes que machacar tu cuerpo y muchas veces terminas agotada», reconoce la reciente campeona de España.

En su caso debe compaginar los entrenamientos con sus estudios de Enfermería y en muchas ocasiones debe priorizar. «A veces es difícil decidir porque además de karateca soy persona y tengo un futuro que no puedo descuidar. Competir te roba mucho tiempo, los viajes son largos y tengo que organizarme para estudiar y entrenar, pero a veces no puedo desconectar ni salir con mis amigos. Es duro, pero al final es lo que me gusta y estoy dispuesta a continuar haciéndolo», asegura.

Como entrenadora Lourdes también trabaja este aspecto con sus alumnos. Después de tantos años dedicándose a este deporte conoce de primera mano cuánto sacrifican los karatecas, pero con el tatami como escenario continúa al pie del cañón para lograr buenos resultados y ser fiel al arte marcial. «La mejor manera de aprender para una persona que está ligada a su deporte es sacrificarse por él. La constancia es clave, no todo se consigue de forma inmediata. Aprendemos a fallar porque no todo en la vida son éxitos y esto es lo que les intento inculcar. Puedes entrenar cuatro horas diarias y aun así perder el combate, pero el karate te enseña a no rendirte, a recuperarte», explica.  

modalidad femenina. Cuando Lourdes empezó a entrenar apenas había mujeres que practicaran karate y este fue uno de los motivos que le animó a introducirse en este mundo. En la actualidad más de la mitad de los alumnos a los que imparte clase son chicas. «Era algo desconocido cuando comencé a practicarlo pero me enganchó porque era diferente al resto de deportes. Existe un estereotipo con respecto a las artes marciales que debemos eliminar, no son solo para los hombres y poco a poco está quedando demostrado», indica la entrenadora.

Eva es un ejemplo de este crecimiento de alumnas en las clases. «El karate no entiende de género, hay muchas mujeres a las que les encanta este deporte y no por ello dejan de ser femeninas. En mi caso siempre me han respetado mucho y al menos en mi círculo les gusta que practique karate», explica.

Como formadora, Lourdes analiza la manera de instruir a los jóvenes. «Tenemos que educar en la serenidad. Aunque tengamos la concepción de que el karate es un deporte violento no es así. Nos enseña a defendernos, a ser muy calmados, a tener mucha paciencia y a evitar discusiones. La sociedad ya está empezando a entender que no es un deporte masculino, sino que es para todos y que su objetivo principal es mejorar, aprender y educar en valores».

Las dos karatecas coinciden en que este deporte les ha unido. «Lourdes es una entrenadora estupenda y yo estoy aquí gracias a ella. Todo lo que sé de karate me lo ha enseñado ella y siempre le estaré muy agradecida por la persona en la que me he convertido», indica la joven deportista. 

Por su parte, Lourdes tiene plena confianza con sus alumnos y considera importante «aprender compartiendo momentos, horas de entrenamiento y levantarles cuando necesitan mi ayuda. Al fin y al cabo es lo que pretendo transmitir a través del deporte».

Por eso animan a todos a acercarse al tatami e iniciarse en las artes marciales. Para ellas es una de las partes más importantes de su vida. Con el club Fujisan continúan obteniendo logros y reforzando tanto su técnica en el kumite como su amistad.